El juicio

 

El año pasado, Argentina 1985, de Santiago Mitre, fue un fenómeno cinematográfico en Argentina y en muchos otros países del mundo. La película, multipremiada, reconstruyó con acierto, emoción y buen pulso narrativo (también con alguna que otra licencia, según los expertos) los juicios contra las juntas militares de la dictadura argentina. Un año después de aquella cinta, Ulises de la Orden estrena El juicio, un documental extraordinario sobre aquel proceso judicial que se nutre exclusivamente de las grabaciones reales del juicio. La obra, que puede verse en Filmin, parte de 530 horas de grabación, un material ingente, y logra construir un relato hipnótico de 177 minutos.


Impacta el documental por el fondo y por la forma. Conmueve lo que se ve en la pantalla, porque es desolador escuchar los testimonios de los crímenes atroces de la dictadura militar argentina. Pero también impresiona la forma en la que se cuenta. El documental renuncia a la voz en off y a los rótulos, lo cual es un enorme acierto. Deja que el relato fluya, que escuchemos a víctimas, victimarios, jueces, fiscales y abogados defensores. Sólo leemos una escueta explicación del proceso en el prólogo y un aún más breve resumen de la sentencia en el epílogo. Entre medias, tres partes y 18 capítulos con títulos directos, de unas pocas frases, que concentran los principales aspectos abordados en aquel juicio histórico.

Este coro de voces, esta sucesión de testimonios en el juicio, impresiona.Ya no se trata sólo del mérito enorme de extraer un relato de  530 horas de grabación, es conseguir que no decaiga el ritmo de la película en ningún momento, es lograr contar lo ocurrido incluso a personas que no conozcan los detalles de la dictadura militar argentina, sin entrar en detalle, sin querer ser exhaustivo, pero sin dejarse nada importante en el camino. No esconde las voces de los acusados, todo lo contrario, se los escucha tanto como a las víctimas, lo cual permite ver el horror de aquel tiempo. Es verdaderamente excepcional lo que consigue este documental. 

En El juicio queda claro el terrible daño que hace el fanatismo en las sociedades. Un fanatismo que lleva a deshumanizar a los adversarios políticos, que se ve como enemigos del Estado, como gente subversiva y peligrosa, terroristas sólo por no pensar igual, por criticar al gobierno. Es una sucesión de horrores: torturas, violaciones, detenciones ilegales, mujeres prisioneras que dan a luz en condiciones pésimas, niños separados de sus familias, miles de personas desaparecidas, connivencia de parte de la Iglesia católica, episodios de antisemitismo, saqueos de las casas de los secuestrados, chantajes propios de rateros al pedir rescates a las familias, porque se les llenaba la boca de la defensa nacional pero en realidad les importaba más llenar su bolsillo... 

En el documental se refleja también con detalle el papel lamentable que jugó la prensa en aquel tiempo, el espantoso control de los medios por parte del gobierno. "En lugar de detener las matanzas, detuvieron las informaciones sobre las matanzas", escuchamos en un momento. Hay innumerables testimonios que impresionan. Quizá por lo que estamos viendo ahora en Gaza, los asesinatos crueles de niños, resuena con especial fuerza lo que se dice de los niños que fueron secuestrados y hechos desaparecer por parte de la dictadura argentina. ¿Todos estos niños eran también terroristas?, se pregunta un testigo. “Hay que matarlos porque crecen y se vuelven subversivos”, decían de ello los militares. Estremecedor. 

El momento de más intensidad narrativa y dramática de Argentina, 1985 es es alegato final del fiscal, interpretado con su maestría habitual por Ricardo Darín. Ver ese alegato con imágenes reales en el documental impresiona. Resuenan esas palabras y ese "nunca más" que, tristemente, hay quien sigue cuestionando en Argentina. empezando por la mano derecha de su nuevo presidente. 

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