33, el musical

El teatro es una de las cosas que más echamos de menos en estos días tristes  duros de confinamiento. Afortunadamente, la cultura, es decir, el trabajo de esos benditos titiriteros a los que desprecian algunos ignorantes llenos de odio, sigue acudiendo al rescate y ayudándonos a llevar mejor esta situación tan terrible causada por el coronavirus. Se suceden las iniciativas para seguir disfrutando de la cultura, para vivir historias y viajar en el espacio y en el tiempo sin salir de casa. Una de esas iniciativas es especialmente irresistible para quienes somos amantes de los musicales y ha llegado además en plena Semana Santa, quizá el momento más propicio para disfrutar de 33, el musical, que narra la vida de Jesús de Nazaret. Lleva dos temporadas exitosas en Madrid y estos días se ha abierto al público a través de Youtube


La obra es extraordinaria, tiene todo lo que se le puede pedir a un musical. Además, es un musical puro. No es que haya canciones intercaladas entre los diálogos, es que apenas hay diálogos, todo se cuenta a través de las canciones. Desde el comienzo, en el que se presenta de un modo espectacular Jerusalén y su historia, hasta el final, luminoso y alegre, se suceden las escenas de la vida del protagonista, un Jesucristo en deportivas, que se presenta como un idealista revolucionario decidido a cambiar el mundo. Es una versión moderna y libre, pero fiel a lo que se cuenta de su figura en la Biblia. 

Independientemente de que uno sea creyente o no (tampoco necesitamos ser agentes de la CIA para disfrutar de Homeland), creo que 33, el musical tiene suficientes virtudes como para gustar a todo tipo de público. Porque tiene todo lo que se le puede pedir a un gran musical, sí. Una espectacular puesta en escena, un ritmo frenético que hace volar el tiempo y que las más de dos horas se pasen volando, unas interpretaciones poderosas y una calidad musical y vocal que no tiene nada que envidiar a ningún otro gran musical de los que hemos podido disfrutar en Madrid en los últimos años. A todo ello se suma la historia potente que narra, claro. Una historia por todos conocidas, que se narra de un modo ágil y desenfadado. 

Tras disfrutar del musical en casa, no me extraña que haya tenido tanto éxito entre la crítica y el público. Nada sobra ni falta en esta obra. Todo está en su lugar, en su tono justo. No es frecuente encontrar un musical en el que todas las facetas estén equilibradas a un nivel tan elevado. Hay musicales en los que destaca la historia, pero flojea la música. En otros sucede justo lo contrario, y lo musical es arrollador, pero parece que estamos viendo más un concierto que una obra teatral. No es fácil que todo funcione al nivel al que lo hace en esta obra

En la crítica de un musical siempre cuesta citar nombres propios, porque son tantos los participantes, tantas las personas que contribuyen a su éxito, que siempre se cometerá la injusticia de dejar de mencionar a muchos artífices de la función. El autor del musical es Toño Casado, creador también del texto, la banda sonora y la dirección creativa, y del amplísimo elenco de la obra destaca Christian Escudero, quien da vida a Jesús, uno de esos papeles que marcan para siempre una carrera, y que borda a lo largo de toda la obra. 

Desde luego, tras verlo en el salón de casa dan ganas de que vuelva la normalidad y poder disfrutar del musical en el impresionante escenario de Ifema en el que se celebran sus funciones, que acoge a 1.500 espectadores y que, según dicen quienes han estado ahí, es impresionante. Un musical, ya digo, extraordinario. 

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