Chistes, banderas y patriotas hiperventilados

Dicen que todo está en Los Simpson y a veces asusta comprobar hasta qué punto es verdad. Dani Mateo compartió en Twitter una imagen de Krusty el payaso, personaje de la serie, declarando en un juzgado, el día en el que el humorista tuvo que declarar como imputado por su sketch en El Intermedio, en el que simulaba sonarse los mocos en una bandera española. A mí todo este bochornoso e inquietante episodio me recuerda más a otro episodio de Los Simpson, ese en el que Bart, sin querer, le hace un calvo a la bandera estadounidense. Se desata entonces una campaña contra ese desvergonzado y antipatriota niño que enseñó el culo a las barras y las estrellas. El capítulo satiriza con brillantez sobre el griterío de los patriotas de bandera, sobre los excesos nacionalistas, sobre la estupidez, en general. Quién nos iba a decir que semejantes reacciones se iban a repetir en España por una broma en un programa de televisión. 


La broma en cuestión no me gustó, no me hizo gracia. Pero eso es lo de menos. Si a un espectador no le gusta un chiste, porque le ofende o simplemente porque no le hace gracia, tiene sencilla la solución: cambiar de canal. El tema no es tanto si el sketch de Dani Mateo fue divertido o no. Sí parece claro que quería cuestionar la desmedida importancia que algunos dan a los símbolos nacionales, ya que parece que hay a quien le importa más la bandera de su país que la situación de las personas que viven en sus país. Y, desde ese punto de vista, parece difícil cuestionar el acierto de la broma. Porque, sin duda, estamos ya en ese punto. Una de las cosas que más me gustaban de España hace años es justo lo que más echaban de menos otras personas: la ausencia total de patrioterismo barato, la ausencia casi total de patriotas hiperventilados que tienen como mayor misión en la vida defender los símbolos nacionales. Era maravilloso. No teníamos ese nacionalismo en vena. Y me encantaba. Pero la crisis catalana ha despertado al más rancio nacionalismo catalán, claro, y también a su homólogo español. 

Ya se sabe que el nacionalismo se llama patriotismo si se defienden exactamente las mismas cosas que un nacionalista, pero sobre tu terruño. Es decir, exaltar una bandera o cualquier otro símbolo nacional será una ejemplar demostración de patriotismo o un repugnante tic nacionalista en función del país del que sea ese símbolo. Con el humor y la libertad de expresión, al parecer, pasa un poco lo mismo. Hay demasiadas personas que tienen una idea peculiar de la libertad de expresión. Básicamente, la defienden siempre que aquello que se quiera expresar coincida con sus ideas. Cuando este derecho adquiere todo su sentido más bien en el caso contrario. Es decir, defender la libertad de expresión es, fundamentalmente, defender el derecho de otros a ironizar sobre lo que para cada uno es sagrado, a defender ideas totalmente opuestas a las suyas. 

El derecho a hacer humor sobre cualquier cuestión no depende del sentido del humor que tenga cada uno, ni de lo que le haga gracia. Sólo faltaría. Que el sketch de Dani Mateo sea ofensivo para algunas personas es algo que nos cuesta entender a quienes pensamos que toda bandera es un trapo, un trozo de tela, y no creemos en banderas, himnos, patrias ni fronteras. Pero lo respetamos. De acuerdo. Hay patriotas españoles muy ofendidos por las bromas de mal gusto sobre su bandera. Estupendo. En su derecho están de sentirse ofendidos. Y en su derecho están también de hacerlo ver, de expresar su disgusto, de criticar la broma, de cambiar de canal. Perfecto. Forma parte de las reglas del juego. El problema llega cuando creemos que aquello que nos ofende debe ser sancionado por la justicia. Porque ahí ya se cruza una frontera peligrosa. Cuando los patriotas hiperventilados creen que deben denunciar a alguien que bromea sobre su bandera y, peor aún, cuando es posible que ese histerismo tenga un canal jurídico por el que articularse, porque la ley lo permite, al parecer. 

Esperamos, por el bien de la democracia, que el caso no tenga más recorrido. Pero, de momento, un humorista se enfrenta a una posible pena de cuatro años de prisión por sonarse los mocos en la bandera española. Y eso es una mala noticia para todos, incluidos los patriotas hiperventilados que jalean este proceso. Porque reducir los márgenes de la libertad de expresión es algo que daña a la sociedad en su conjunto. Y porque la libertad de expresión incluye también la libertad de polemizar e incluso de desagradar y ofender a otros. No hay una carta blanca, claro. Nadie puede utilizar la libertad de expresión para llamar a asesinar a otras personas, por ejemplo. Pero, repetimos, Dani Mateo hizo como que se sonaba los mocos en la bandera española. Punto. Y, además, lo hizo en un sketch, por lo que verle imputado es, más o menos, como si se imputaran a los guionistas de Homeland por enaltecimiento del terrorismo. Los patriotas hiperventilados tienen derecho a sentirse ofendidos por la broma, pero Dani Mateo tiene derecho a hacer esa y mil bromas, con más o menos gracia, sin miedo a que alguien le pueda llevar a los tribunales. Insisto, hay un trecho desde que algo no te guste o incluso te desagrade muchísimo y denunciar ese algo ante la justicia. 

Hay otro aspecto curioso en este burdo episodio y es que, por lo general, los patriotas hiperventilados que defienden que se castigue a Dani Mateo por osar sonarse los mocos en su bandera son los mismos que defienden la libertad de expresión cuando hay polémicas sobre mensajes machistas, racistas u homófobos. Es divertido ver a los mismos que llaman "ofendiditos" a quienes promueven el lenguaje inclusivo y combaten los mensajes machistas ofenderse ahora muy hondamente por un sketch banderil. Es decir, la libertad de expresión consiste para ellos en poder seguir haciendo chistes machistas, pero ni una broma sobre su bandera. Así nos luce el pelo. 

Comentarios

joana ha dicho que…
la importancia de la risa que seria de la vida sin humor, gracias por la publicación si quieren reirse un rato los invito a este pagina https://gochistes.com muchas categorias de chistes para asi puedan verlos tanto niños como audltos