El aviso

Daniel Calparsoro demostró en Cien años de perdón su extraordinario manejo del ritmo y su habilidad para contar historias irradiando cine puro en cada plano. En El aviso, una cinta visualmente impecable y arrolladora, el director ofrece también una trama de intriga muy bien rodada, con un ritmo trepidante, sin tiempos muertos ni nada que se le parezca mínimamente. Vuelve al trhiller el director. Si en su anterior cinta mostraba el atraco a un banco en Valencia que resultó siendo algo diferente a lo que aparentaba en un comienzo, en El aviso versiona una novela de Paul Pen en la que una secuencia matemática podría impedir un crimen en el futuro. 

Jon (a quien interpreta con la maestría habitual Raúl Arévalo) intenta descifrar un enigma, una secuencia matemática que parecen seguir con inquietante precisión los crímenes cometidos en un mismo espacio. Parece haber un patrón común en esos asesinatos y él, un matemático más bien obsesivo y con alguna clase de enfermedad mental, se sumerge de lleno en la investigación de lo que sucede, ante la desconfianza de quienes lo rodean. Su labor puede impedir la muerte de Nico, un niño de diez años que, diez años después de esa investigación que sigue Jon, puede correr el riesgo de ser asesinado en el mismo sitio donde ocurrieron distintos crímenes tiempo atrás. 


Uno de los aciertos indiscutibles del filme es su reparto, sencillamente impecable. Raúl Arévalo deslumbra dando vida a este matemático compulsivo a quien casi todo el mundo alrededor toma por un lunático. A su lado está Belén Cuesta, que interpreta a la novia de su mejor amigo, y que también cumple con nota, como acostumbra. En la historia paralela, en otro tiempo, diez años después, Aura Garrido da vida a la madre de Nico, el niño presuntamente amenazado con esa secuencia de crímenes cuyo patrón matemático investiga en el pasado Jon. Es un papel distinto al que estamos acostumbrados a ver a la actriz, que lo resuelve con el mismo talento de siempre. Excelente. 

La película, que consigue mantener la tensión durante sus 92 minutos de metraje, también tiene algunos puntos débiles. Sobre todo dos. Uno de ellos menor, esa imagen de matemático obsesivo, algo manida ya, vista en muchas otras películas anteriores. Es cierto que no resulta el papel más original del mundo, pero el ritmo de la historia, la firma de ir desgranando los avances en la investigación de Jon y la solvencia interpretativa de Raúl Arévalo permiten al filme superar este escollo. Menos redonda parece la resolución de su otro punto débil, un desenlace algo confuso. Las películas no tienen que explicar absolutamente nada, sólo faltaría. Pero cuando una cinta gira en torno a su final, a esa posible muerte de Nico que Jon intenta evitar desde el pasado, sí es importante cómo se resuelve. Y ahí, creo, la cinta flojea. 

Hasta que se llega a ese desenlace del que nada desvelaré, por supuesto, El aviso ha ofrecido planos de puro cine, una trama trepidante, en la que la tensión se mantiene, o incluso, va in crescendo a cada minuto, a medida que se va acercando el final, ese día señalado en rojo en el calendario del joven Nico, asustadizo, quien es acosado en el colegio y cuya madre busca sacudirle todos los miedos, porque el miedo paraliza. Es una película valiosa, aunque el final deje que desear. Es muy de agradecer siempre que se planteen historias diferentes, que requieren de cierto esfuerzo por parte del espectador. Si algo queda claro en esta cinta es que el cine de Daniel Calparsoro es garantía de intriga y emoción, de mucho ritmo, de puro entretenimiento sin concesiones. 

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