Ethan Hawke, premio Donostia

Como cualquier excusa es buena para volver a hablar de Boyhood, y ni digamos ya de San Sebastián, la concesión del Premio Donostia a Ethan Hawke es una noticia demasiado tentadora como dejarla pasar. El actor y guionista estadounidense presentará en el Festival de Cine de San Sebastián su última película, Los siete magníficos, después de que el año pasado abriera esta cita cinematográfica de primer orden mundial una película también protagonizada por él, Regresión, de Alejandro Amenábar
Hablo de Boyhood porque, aunque la trayectoria de Hawke es amplísima, sin duda sus colaboraciones con Richard Linklater, director de esta joya, son las más recordadas, al menos por quien esto escribe. Conocimos al actor estadounidense hace muchos años, dando vida a un adolescente asustadizo y sensible en la memorable El club de los poetas muertos, aunque había debutado en el cine antes, con Explorers. Renunció desde el principio de su carrera a ser el clásico actor joven cuya mayor aspiraciones es ver sus fotos en carpetas de instituto. Y podría haber recorrido ese camino, entregándose al cine comercial o a las películas románticas made in Hollywood. Pero siempre ha buscado algo más en su profesión, combinando cintas independientes con otras más convencionales.

Un punto de inflexión en su carrera fue el estreno de Antes del amanecer en 1995, primera parte de una colosal trilogía del propio Richard Linklather. El comienzo de una relación cuyo desenlace llegaría a las pantallas 18 años después, con la brillante Antes del anochecer. En 2004 se estrenó Antes del atardecer, la segunda parte de esta prodigiosa aproximación al amor, las relaciones humanas, la madurez y el paso del tiempo que planteó el genial director, mientras ideaba ya la más sublime de sus creaciones, Boyhood

En aquella trilogía, la implicación de Hawke y de su compañera de reparto, Julie Delpy, fue creciendo, hasta el punto de que ambos firmaron el guión de la segunda y la última parte de esta historia, por lo que fueron nominados a los Oscar. El actor estadounidense da vida a Jesse, un joven que conoce por casualidad a Celine en un tren por Europa. Son jóvenes. Se atraen. Surge un chispazo que les lleva a cambiar sus planes y compartir un día, con su noche, por las calles de Viena. El comienzo de la pasión. El instante en el que todo puede ser. La conexión entre dos personas que hablan, ríen, sueñan, comparten intimidades, vulnerabilidades, temores y anhelos. 

Hablan de lo humano y lo divino, quedan en volver a verse en seis meses en Viena. Nadie cumple esa promesa pero, cuando años después vuelven a encontrarse en París, la llama de aquel encuentro sigue ardiendo. "Recuerdo esa noche mejor que muchos años de mi vida", dice él en Antes del atardecer. La escena final de esta segunda parte de la trilogía, un baile que es más que un baile, que lo significa todo, es, quizá la más brillante de todas. Y eso es mucho decir. En Antes del anochecer encontramos a una pareja con el desgaste de los años y las desilusiones, con los reproches de la cotidianidad, invadidos de nostalgia y dudas, con Grecia como escenario del desenlace de esta historia. 

Qué decir de Boyhood. Rodada durante 12 años, la cinta capta el paso del tiempo, acierta a describir la vida, tal cual, a mostrarla en pantalla, sin aditivos. Conmueve y resulta excepcional, precisamente, por ser reconocible, la vida sin más. Sin grandes giros de guión, sin acontecimientos trascendentes. Sólo un joven al que vemos crecer desde su infancia hasta la universidad y, a su lado, Ethan Hawke, también madurando en pantalla, dando vida a su padre, con aspiraciones artísticas, algo desastre, un ser imperfecto y, por eso mismo, adorable. Una historia llena de verdad. Una maravilla. 

Ha rodado toda clase de filmes el actor estadounidense (también es muy recordada Hamlet, del año 2000), ha escrito guiones y también novelas Es muy joven, 45 años, pero esta trayectoria merece el reconocimiento del Festival de Cine de San Sebastián. Ya sólo por su participación en las obras maestras de Linklater será siempre admirado. 

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