Requisitos para ser una persona normal

La actriz Leticia Dolera estuvo nominada al Goya a la mejor dirección novel, que finalmente ganó Daniel Guzmán por A cambio de nada, por su ópera prima Requisitos para ser una persona normal, que protagonista ella misma. Es una comedia amable, divertida, desprejuiciada y ágil. No es una obra maestra, ni lo pretende. Pero consigue holgadamente lo que busca, que es presentar una historia de amor no convencional. Tampoco se le puede tildar de rompedora o transgresora, no llega tan lejos. Pero sí es una comedia de las que no dejan huella, pero sí se recuerdan con una sonrisa

Dolera da vida a María de las Montañas, treinteañera que pertenece a la que llaman generación más preparada de España, esa que vivirá peor que sus padres. A la que se convenció/engañó con la idea de que quien se forma, estudia una carrera, obtiene un máster de esos carísimos y tiene una formación envidiable se comerá el mundo. Lo cierto es que su situación dista bastante de lo que deseaba para los 30 años (eso de los planes vitales, esa trampa que casi todo el mundo se pone). El título remite a la primera escena de la cinta, que vertebrará el resto del filme. En ella, la protagonista se presenta a una entrevista laboral donde le hacen una de esas preguntas cósmicas de los responsables de recursos humanos: ¿qué tipo de persona eres? Ella dice que es una persona normal e, interrogada sobre qué significa eso, responde que es alguien que tiene un trabajo, una casa, pareja, vida social, aficiones, vida familiar y, ojo, es feliz. 

María de las Montañas se da cuenta entonces de que no cumple uno sólo de los requisitos de esa fórmula, así que, mientras vuelva a la casa familiar porque la han echado del piso en el que vivía de alquiler al tercer mes de impago, se propone empezar a ir encajando en la idea establecida de la normalidad. En su misión jugará un papel clave un dependiente que trabaja con su hermano en Ikea. Ella quiere ser una persona normal y él quiere perder peso. Pactan ayudarse mutuamente en sendos objetivos. Y lo que sigue es una comedia romántica más valiosa por el tono ágil y fresco que por su originalidad. El desarrollo de la trama cumple con los requisitos de las comedias románticas, pero el desarrollo tiene un encanto especial. Es una de esas cintas que no tiene nada único ni brillante, pero que tampoco se puede catalogar como una obra menor. Es divertida y tierna. Un estreno cinematográfico de altura. Una voz narrativa que uno quiere seguir escuchando. 

La música está muy presente en la cinta. Y es de lo mejor del filme. Nadie puede dudar que la música es uno de los pilares del séptimo arte. Puede engrandecer una película buena o salvar una mala. Hay que esforzarse mucho para que la música reste en lugar de sumar en el cine. Y aquí suma. Mucho. Entre otros, con un tema de Tulsa, cuya música también aparece en la delicada y auténtica Los exiliados románticos, de Jonás Trueba, otro ejemplo de joven director. Con aquella cinta ocurre lo mismo que con Requisitos para ser una persona normal. Es difícil resistirse a escuchar en bucle su banda sonora la semana después de disfrutar de la película. Porque entre las muchas virtudes de la música en el cine, ese matrimonio perfecto, es que una canción consigue hacer perdurar aún más el recuerdo de una buena historia. No puedo escuchar Hero, de The Family of the year, o Yellow, de Coldplay, sin sonreír rememorando la colosal Boyhood

El estreno como directora de Dolera, que nos perdemos, ofrece una agradable historia sobre convenciones sociales, lo que importa de verdad en la vida y sobre el amor. Una película en la que se incluye con ejemplar normalidad un personaje con síndrome de Down, el hermano de la protagonista, del que esta dice al comienzo del filme que siempre lo tuvo todo más claro que ella: a los ocho dijo que era gay y a los 18, que empezaba a trabajar. Quizá la relación menos explorada y resuelta de un modo tierno, pero poco profundo, algo precipitado, sea la de la protagonista con su madre, deprimida por la muerte de su marido y por un pasado complicado a su lado. Es, en suma, una película muy divertida, una impecable comedia romántica con un tono ágil y desenfadado. 

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