El impostor

"Ya sólo me interesa escribir contra mí mismo". Leyendo El impostor he recordado esta frase de Jean Paul-Sartre que cita reiteradamente Francisco Umbral en Amado siglo XX. Se refería Umbral a la capacidad de escribir contra el propio escritor, contra sus propias ideas, autocuestionarse, atacarse, tratarse con la misma severidad que se trata al resto de personajes. Probablemente este es sólo uno de los muchos aspectos, y tal vez no el más importante, de esta apasionante y rompedora novela sin ficción de Javier Cercas. Pero queda esa sensación al ver cómo se trata el autor a sí mismo, de forma muy descarnada. El modo en el que expone sus miedos, sus vulnerabilidades, sus dudas. El autor, y el libro mismo, se contradice, ataca y cuestiona permanentemente. 

El impostor tiene, como digo, muchas caras. En un momento del libro se pregunta Enric Marco, su gran protagonista, el impostor al que alude el título, cuántas veces tendrá que leerla para captar toda su esencia, todo lo que encierra el libro. Y al cerrar la última página, uno siente algo parecido. Es un complejo caleidoscopio esta novela con muchos alicientes, muchos elementos que la componen. La autocrítica, el escribir contra uno mismo, es, sin duda, una de ellas. El comienzo de la obra es impresionante. "No quería escribir este libro", escribe Javier Cercas. El autor de Soldados de Salamina, Anatomía de un instante o Las leyes de la frontera comienza este libro explicando que llevaba muchos años pensando en escribirlo, pero que en el fondo no quería abordarlo, y de hecho lo empezó y abandonó dos veces, porque tenía miedo. 

Y aquí reside otro de los grandes atractivos de la novela. En ella Cercas cuenta la vida, la real y la ficticia, de Enric Marco, el hombre que se hizo pasar por una víctima del Holocausto nazi pero que jamás fue un deportado ni estuvo en el campo de concentración de Mauthausen. Pero en realidad cuenta mucho más que eso. No se trata sólo de acercar al lector a la compleja, retorcida y enfermiza mentalidad de un personaje tan egocéntrico y mediópata que fue capaz de fabular un pasado como víctima del nazismo, sino de mostrar que, en el fondo, Marco no es tanto un personaje singular, o no sólo, sino que en cierta forma es un vivo reflejo de la sociedad española. Y ahí Cercas, desde bien pronto, sacude al lector, le hace incomodarse y reflexionar. Es decir, le da un sentido a la literatura, que sirve para algo más que para entretener, como demuestra este libro ("no sólo sirve para el entretenimiento, a la mierda con la literatura", escribe en un momento de la obra). 

Resulta que Marco es un tipo desvergozado al que resulta imposible justificar, pero al que al autor intenta al menos entender. Y que se nos presenta como alguien que, el fondo, siempre estuvo al lado de la mayoría. Por miedo, asumió cobardemente la implantación de la dictadura de Franco. Se inventó un pasado resistente que no existió. Después, cuando se acercaba el final de la dictadura franquista, empezó a construirse un pasado heroico, algo que en realidad hizo todo el país. Ciertamente, si tanta gente como dice que se opuso activamente a la dictadura lo hubiera hecho de verdad, el tirano no habría muerto tranquilamente en la cama de su casa tras décadas de imponer un gris estado autoritario. Y más tarde, Marco se convierte en el "rock star", en el "campeón de la memoria histórica", aunque lo hace apropiándose de una historia, la de las víctimas del nazismo, que no es la suya, ni siquiera colateralmente, o sólo muy de pasada. 

Lo más sobresaliente de esta obra es que traspasa las fronteras de la novela o, mejor dicho, las ensancha. O abre un camino cerrado tiempo atrás, el que restringe la novela  a una concepción clásica que le hurta la capacidad de mezclar ficción con verdad o de hacer referencias directas al proceso de escritura. Fascina de El impostor la forma en la que Cercas comparte sus pensamientos, sus charlas para escribir esta novela, las dudas sobre cómo afrontar este o aquel pasaje de la vida de Marco. Es más, hay un momento de la novela en la que el autor escribe "Ayer, 28 de abril de 2014, fantaseé durante todo el día con un diálogo imaginario entre Marco y yo; tal y como lo fantaseé lo transcribo, literalmente. Por una vez, en este libro la ficción no la pone Marco: la pongo yo". El lector tiene la asombrosa sensación de que la obra que tiene en las manos se está escribiendo al tiempo en que la lee. Cautiva esa mezcla de géneros o, mejor, esa capacidad de dotar a la novela de todas las opciones infinitas que permite este género. 

El impostor es una novela honesta y valiente. Cercas podría haberse limitado a retratar la impostura de Marco, pero aspira, y alcanza, mucho más que eso. La historia de Marco le deja en mal lugar a él, pero no sólo. También a los medios que dieron pábulo a sus ficticias narraciones sin cuestionarse si eran verdad porque, afirma valiente y políticamente incorrecto Cercas, a las víctimas y a los testigos jamás se les discute. Es valiente Cercas cuando denuncia que la recuperación, necesaria y justa, de la memoria histórica pasó rápido a ser "la industria de la memoria histórica". Y lo es, mucho, al abordar una historia como esta del modo en el que lo hace. El autor comparte sus dudas sobre si era mejor escribir este libro o no hacerlo, porque sería ofrecer un escaparate mediático a un ser obsesionado con ser protagonista, aunque sea para mal. Y es valiente y honesto hasta el extremo, por último, cuando nos cuenta, con enorme sinceridad, o tal parece, el modo en el que cambia su percepción sobre Marco. De la nausea inicial a sentir que puede redirmirlo, salvarlo como hizo Cervantes con Alonso Quijano al final del Quijote. 

Reflexiona Cercas en esta obra sobre los conceptos de verdad y ficción. Plantea el poder de la literatura, para salvar al lector, o al autor, o al personaje de la obra. En esta "novela sin ficción" o "novela real" se plantea cercas que el escritor tiene el permiso, o incluso la obligación, de mentir. En este libro, relata Cercas, es Marco, su personaje, quien se inventó un pasado que no le correspondía, quien aporta la ficción, mientras que él relata sus dudas, sus pesares, sus miedos, su proceso de investigación y elaboración de la novela. En El impostor vemos a un Cercas arrebatadamente sincero, honesto, que lo da todo, que se expone como nunca antes en una novela asombrosa y muy distinta a la concepción clásica de novela. Cercas en estado puro. 

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