Paripé propagandístico



Lo de la autodenominada comisión de verificación del final de ETA ayer fue una broma de mal gusto, un paripé propagandístico que consigue para la banda criminal lo que siempre ha buscado: presencia internacional y llevar su perversión de la realidad más allá de nuestro país. ETA ha inutilizado dos revólveres, una pistola y una exigua cantidad de explosivos. Una burla que, de acuerdo, puede ser interpretado si quieren como un gesto. A esta comisión internacional puedo reconocerles la buena voluntad. Lo que me cuesta más es aceptar su independencia. Voluntariamente o no, están sirviendo a los intereses del entorno de ETA. Por cierto, en hoteles de cinco estrellas y a todo tren. ¿Quién y cómo paga sus servicios?
 
Pienso que el final de ETA es la gran noticia de los últimos años. De hecho considero que, tal vez por la crisis económica y sus angustiosos efectos, no hemos valorado en su justa medida la extraordinaria noticia de que la gran pesadilla para la sociedad y la democracia española durante las últimas décadas esté camino de su desaparición y en un estado de irrelevancia absoluta. Es algo magnífico por lo que todos hemos de estar satisfechos. No me gustan las interpretaciones extremistas de este final de la actividad criminal de ETA. No creo que la presencia de la izquierda abertzale sea una cesión al terrorismo, sino un gesto de normalidad democrática y algo necesario porque esos tipos están en las instituciones porque una parte de la sociedad vasca así lo ha decidido con su voto libre. No comulgo con discursos del odio que creen que el gobierno esté rendido a ETA. Me dolió la puesta en libertad de asesinos múltiples por la anulación de la doctrina Parot, pero celebre que se produjera esa excarcelación porque en un Estado de Derecho hay que respetar de forma escrupulosa las leyes y las decisiones de los tribunales. En resumen, desde el respeto a todas las personas (en especial, a las víctimas del terrorismo) que adoptan estas actitudes no me siento cómodo en una interpretación ultra de la situación que vive actualmente Euskadi ni creo que sea acertado enrocarnos en interpretaciones del pasado cuando la situación presente es diferente y mejor. Ahora bien, lo de ayer fue un chiste malo.
 
Creo que es ilusionante el nuevo tiempo que se abre en el País Vasco. La mayoría de los ciudadanos da por hecho que la pesadilla etarra ha quedado atrás. Y eso es lo primordial, sin ninguna duda. El entorno de los asesinos está buscando construir su propio relato de su final. Y es ahí donde entra en juego esta comisión de verificación y el acto propagandístico de ayer. Parece que siguen sin entender que no van a sacar nada de su historial delictivo. Que no pueden sacar nada de él. Siguen sin comprender que  los demócratas no vamos a darles las gracias por dejar de matarnos. No alcanzan a entender que no es creíble esa ficción que presentan en la que los asesinos pretenden hacen ver que son ellos los que están dando pasos hacia la paz (como si aquí hubiera habido una guerra) mientras que es el Estado de Derecho el que se resiste a ese final dialogado de la violencia.
 
Los asesinos de ETA, y parece mentira que a estas alturas tengamos que andar recordándolo, son chusma. Criminales de la peor calaña que han intentado hundir una democracia asesinando vilmente a personas inocentes simplemente porque no pensaban como ellos (si es que ellos pensaban). Una banda mafiosa que ha buscando imponer sus planteamientos con la violencia y que han sembrado de muerte y dolor el país durante décadas. ¿Por qué pretenden que ahora, llegado su final, el Estado va a tener que darles algo en señal de agradecimiento? ¿En qué mundo fantástico vive esta gente? Pueden seguir los terroristas haciendo estos paripés de entregar dos pistolas y hacer ver que es un paso histórico, con los palmeros de Bildu proclamando que ahora la pelota está en el tejado del gobierno, pero la realidad es la que es y sus burdos intentos por manipular su sangriento pasado y por intentar sacar partido de él están destinados al fracaso. No puede ser de otra forma en una democracia.
 
Si hago esta precisión es porque en ese comité de verificación hay personalidades internacionales que, por su mera presencia en él, dan sin duda una exposición mediática a nivel mundial a este paripé. Y, una vez más, comprobamos cómo el lenguaje pervertido de los terroristas cala sin demasiado dificultad en los medios internacionales. La BBC emitió el vídeo en el que un terrorista entregaba a los verificadores un arsenal inferior probablemente al de muchos cazadores. Los términos en los que se expresan este y otros medios internacionales muestran una confusión notable sobre lo que de verdad ha significado la existencia de ETA, sobre la propia naturaleza de esta banca criminal.
 
Grupo separatista vasco nacido para luchar contra el franquismo. Así se define a ETA en los medios internacionales. Leyendo ayer un teletipo de una importante agencia internacional de noticias pensaba que el entorno de los asesinos ha triunfado en el terreno dialéctico en el campo internacional. Han sabido vender su versión y muchos medios internacionales se la han comprado. Ni una sola mención al terrorismo. No es un grupo separatista vasco. Es un grupo de pistoleros que asesina a personas inocentes. Un grupo separatista vasco sería una formación política que única y exclusivamente por medios pacíficos defendiera de forma legítima la independencia de Euskadi. Algo que, por supuesto, permite la Constitución. Pero ETA es una banda asesina. Me asusta, ciertamente, pensar qué imagen tendrán de lo que el entorno de ETA llama "el conflicto vasco" los ciudadanos de distintos países cuyos medios de comunicación se expresan en un lenguaje muy próximo al que ha intentado imponer, manipulando la historia, esta gentuza. Asombra que se les presente poco menos que como revolucionarios libertadores de un pueblo que llevan luchando décadas contra la opresión. Son asesinos, los opresores máximos de las libertades y los derechos en el País Vasco desde su nacimiento.
 
Lo de ayer fue recibido como un gesto insuficiente por parte del gobierno vasco. El ejecutivo central dijo que era una teatralización a la que no tienen en consideración y que de ETA sólo esperan su disolución. La izquierda abertzale, naturalmente, festejó el paso dado por la banda criminal. La reacción general, fuera del entorno terrorista o de quienes muestran inquietantes actitudes de comprensión hacia aquellos, fue crítico hacia el gesto. Hasta Izquierda Unida, nada dudosa de radicalismo e incluso generalmente receptiva a los discursos de la izquierda abertzale, dijo que el final de ETA no puede ser por fascículos. El paripé de ayer puede ser, no lo niego, un avance hacia el desarme total de la banda. Lo importante es que, más allá de estos intentos desesperados de la banda por convertirse en protagonista e imponer su versión de los hechos, el tiempo del terrorismo parece claramente quedar atrás. Es la mejor noticia para todos en muchos años, la que llevamos décadas deseando vivir. Euskadi merece un futuro en libertad donde todas las ideas políticas, todas, se defiendan de forma democrática con la palabra como única arma.

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