Stockholm

Una propuesta extraordinariamente sencilla, pero extraordinariamente bien narrada. Una película modesta que suple, con creces, la falta de medios con un gran talento. Stockholm, la segunda película de Rodrigo Sorogoyen convence al espectador con una historia de amor/atracción sexual entre dos jóvenes que se conocen en una fiesta. La historia transcurre durante esa noche y la mañana del día siguiente. Nada más. Hora y media de película. Corto espacio temporal. Pocos escenarios donde transcurre (la casa de la fiesta, las calles de Madrid, la casa de él y la azotea de su piso). Dos personajes que llevan todo el peso del filme. Diálogos contenidos. Todo escueto, modesto, sencillo. Pero a la vez, grande. Muy bien contado y con dos mitades claramente diferenciadas, la noche y el día de esta peculiar, pero muy verosímil  y reconocible historia.

La primera mitad de la película cuenta cómo el protagonista masculino se siente atraído por una joven guapa y enigmática, reservada, cortante, con cara de triste. Él la sigue toda la noche, ella se muestra distante. Una historia que, ya digo, se puede ver perfectamente cada noche por las calles de Madrid o de cualquier otro lugar. Esa primera parte del filme nos muestra al joven intentando convencer a la chica de que está enamorado de ella. Una historia de chico conoce a chica, pero nada convencional que, en la segunda mitad de la película, da un giro brusco, un cambio radical del que tampoco conviene hablar demasiado aquí para no destrozar la historia a quien quiera ir al cine a disfrutar de la cinta. La historia muta, cambia, se engrandece con ese cambio de rumbo. Se completa. Dejémoslo ahí. Ese conjunto, esas dos mitades tan diferentes, es uno de los atractivos claros de la película. Pero hay más. Un guión notable y unas escenas originales, cuidadas y bien rodadas. En esta cinta se ve buen cine. Y verdad, mucha verdad, en cada plano. De eso tienen gran parte de culpa los dos protagonistas del filme, Javier Pereira y Aura Garrido. 

Los dos jóvenes actores llevan a cabo un duelo interpretativo formidable que ambos superan con nota. Solventes actuaciones ambas, aunque apabulla la colosal interpretación de Aura Garrido. Una actriz que hay que seguir muy de cerca. Allá donde la he visto actuar (recuerdo su papel en la excelente serie de Canal + Crematorio), me ha encantado. En Stockholm defiende con brillantez un papel complejo, misterioso, del que no se conoce casi nada. Ahí reside también otro de los grandes ases de esta película. Es una historia de dos desconocidos que se encuentran una noche y se gustan. Una historia de una noche en la que no llegamos a conocer los nombres de ninguno de los personajes y en la que tan sólo se esbozan o se dejan a la interpretación del espectador algunos rasgos de su vida. 

Se muestra la personalidad de cada uno de los dos, o al menos se muestra la cara que ellos presentan al otro. Pero el espectador, en el fondo, busca descubrir que hay detrás de cada uno de ellos. Está dentro de la escena, de esa noche y la mañana siguiente. Se pregunta si el joven embaucador utiliza una estratagema clásica para ligar con la chica ("te he visto pasar y me he enamorado de ti, ¿qué hacemos?") y qué esconde la joven tras esa presencia misteriosa y triste. El espectador entra en el juego, conocemos partes, verdades fragmentadas de cada persona. Nos vamos haciendo una composición de cada uno de ellos y luego, ya digo, en la segunda mitad de la película, de repente, nos encontramos con otro tono, con la misma historia, pero desde otro prisma, de forma distinta. La noche y la resaca. La fiesta y el despertar. 

Vale la pena acercarse a las salas para ver esta propuesta original y modesta que se llevó hasta cinco premios del Festival de Cine de Málaga. Por la precisión con la que capta ese mundo de fiesta nocturna, de cortejo y ligues de juventud, por los magníficos diálogos., por las espléndidas interpretaciones y también por ese giro que la cinta da justo en la mitad y llena de tensión y cierto desasosiego al espectador, pero también llena de sentido el filme. Si algún pero se puede poner a la película es el final. No tanto por lo que ocurre, ya que visto el desarrollo de la historia no parece un desenlace erróneo o poco comprensible, sino porque llega de manera bastante abrupta. Con todo, ya digo, una propuesta original. Ahora que Yelmo y Cinesa lanzan una promoción para los próximos tres días (lunes, martes y miércoles) con cine a bajo precio, una buena opción puede ser Stockholm

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