Francisco lanza una encuesta mundial a la Iglesia de base

El papa Francisco continúa aplicando su estilo tolerante y abierto. Sigue rompiendo moldes. La última noticia que fascina del pontífice es que ha encargado una encuesta mundial dirigida a las parroquias de cara al próximo sínodo extraordinario sobre la familia que se celebrará en octubre de 2014. Las preguntas (en inglés) están en este enlace. No tiene desperdicio. Una vez más, hay que decirlo. Maravilla esta medida del papa por su valor como gesto simbólico, pero también por lo que tiene de cambio de actitud respecto a lo que tradicionalmente ha hecho El Vaticano. Francisco llama a las cosas por su nombre, pregunta en lugar de (o al menos antes de) pontificar, escucha a los demás. Es una persona humilde y abierta al diálogo y eso, francamente, es poco frecuente en las élites eclesiásticas. En las élites de la mayoría de los ámbitos, se podría decir.Tiene mucho valor el cambio de tono y actitud que está imprimiendo Francisco desde que llegó al papado por las evidentes resistencias de sectores ultraconservadores que son muy poderosos en la Iglesia a quienes el comportamiento del papa está dejando fuera de juego. Francisco sigue en su camino de meter a la Iglesia en el siglo XXI (o tal vez sólo en el XX, que ya sería un avance). Sigue viviendo de manera honesta y sobria. Escucha a los demás y sigue poniendo a las personas y sus problemas reales por encima de cansinas cuestiones dogmáticas. 

Desde que fue elegido papa, Francisco ha marcado distancias con el proceder habitual de sus antecesores. Creó un órgano colegiado que le asesorará sobre las reformas de la Curia. No quiere ejercer un liderazgo autoritario. La encuesta dirigida a la Iglesia de base reafirma esta sabia actitud. La encuesta está compuesta por 38 preguntas concretas que cuestionan sobre asuntos hasta ahora sencillamente innombrables en la Iglesia como la situación de los católicos divorciados (pregunta si se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos) o "qué atención pastoral sería posible ofrecer a las parejas del mismo sexo" y a sus hijos adoptados. Hablan de adopción por parte de los gays no para tildarlo de aberración, sino como una realidad que existe y la Iglesia debe abordar. 

Pienso que lanzar esta encuesta revela la humildad e inteligencia del papa que, en lugar de dictar dogmas de fe o de elaborar discursos alejados de la realidad sobre la familia, quiere escuchar antes a las familias católicas, a la Iglesia de base. Un gesto sencillo, pero que uno no recuerda haber visto hacer jamás al Vaticano (igual me equivoco, porque reconozco que mi interés por las noticias que llegan del Vaticano ha crecido notablemente desde que Francisco llegó al papado). Lo que sí recuerdo son discursos incendiarios en los que se excluye y descalifica a toda aquella familia que se salga del modelo tradicional que establece la Iglesia. No nos engañemos, ese seguirá siendo el modelo defendido por la Iglesia. Y en su derecho está. No podemos esperar avances descomunales de esta institución. El matiz está en el respeto y la tolerancia. En la disposición a escuchar al diferente y comprender su realidad. 

Varias preguntas son muy ilustrativas de la actitud abierta del papa Francisco. En una de ellas, por ejemplo, se pregunta sobre hasta qué punto es la enseñanza sobre la familia católica que se da en el seno de las parroquias conocida, aceptada o rechazada en áreas fuera de la Iglesia. Interesarse por cómo se ve fuera a la Iglesia, por qué es y qué no es aceptado sobre su doctrina. Ni más ni menos. La jerarquía católica preocupándose por lo que ocurre más allá de sus muros. También pregunta sobre la actitud de la Iglesia y el Estado sobre el reconocimiento de las uniones civiles de personas del mismo sexo. "¿Qué atención pastoral se puede dar a las personas que han elegido vivir en este tipo de uniones?" Insisto, puede parecer una pregunta simple, pero hay que poner en contexto la iniciativa y la cuestión. No se ignoran estas realidades que existen, no se desprecian. Y ya es un paso. Se acepta que existen y se busca dar acomodo en la Iglesia a las personas divorciadas o a los homosexuales. Al menos, se pregunta cómo se intenta hacer en las parroquias. 

También el mero reconocimiento de una realidad es lo más relevante de la siguiente pregunta. "¿en el caso de las uniones de personas del mismo sexo que han adoptado niños, que labor pastoral se puede llevar a cabo para transmitirles la fe?". La Iglesia, naturalmente, buscará transmitir la fe. La modernidad en la Iglesia pasa por el respeto a quienes opten por otras opciones de vida, pero no vamos a esperar que dejen de ocuparse de su labor evangélica con la comunidad cristina, con aquellas personas que libremente profesen esta fe. Es un avance importante que se hable de las uniones homosexuales sin tildarlas acto seguido de aberración, e incluso que se acepte ver que hay parejas de personas del mismo sexo que han adoptado niños. Interesarse por esa cuestión ya es un paso adelante, otro más, que ha dado Francisco. "¿Qué hace la Iglesia para responder a las necesidades de los padres de esos niños para darles una educación cristina?", es otra de las cuestiones.  

Las preguntas que están incluidas en la encuesta son directas y muy concretas. Se piden ejemplos de la labor que emprenden las parroquias. Porcentajes de personas en esa Iglesia en la situaciones referidas. Qué piden y sienten esas personas. También se pregunta sobre si las familias cristinas son conscientes sobre cómo valorar los diferentes métodos de planificación familiar, sobre el grado de aceptación de las ideas de la Iglesia en esta asunto. "¿Qué diferencias ve entre la enseñanza de la Iglesia y la educación civil en este tema?", pregunta. En la última parte de la encuesta hay varias preguntas abiertas para mencionar otros retos y obstáculos para la familia. Esta iniciativa del papa Francisco confirma que estamos ante un papa distinto, abierto al diálogo y humilde. Un golpe de aire fresco para la Iglesia católica. Un personaje fascinante. 

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