Inauguración del AVE Barcelona-Girona-Figueres


Lo que da de sí una inauguración. Antes, cuando éramos ricos, los políticos no paraban de inaugurar nuevas obras, infraestructuras, hospitales, carreteras, esculturas... Ahora se ve con menos frecuencia. El caso es que la inauguración de ayer de la línea de alta velocidad entre Barcelona, Girona y Figueres dio mucho juego. Para empezar, es una obra muy importante para el país, un avance del que se puede sacar pecho y que sin duda aportará riqueza y nuevas oportunidades a la región. No había más que escuchar ayer a los dirigentes políticos catalanes o a sus empresarios para constatar que celebran la llegada del AVE como agua de mayo. Es, pues, un gran logro de infraestructuras. 

Pero el momento político en el que se celebraba (primera vez que Rajoy y Mas se veían las caras después de las elecciones autonómicas catalanas) nos dejaba morbo y curiosidad. Además, al tratarse de un tren, y encima de alta velocidad que une largas distancias en poco tiempo, las metáforas ferroviarias estaban cantadas. Rajoy las empleó en su discurso, donde habló de las "vías de entendimiento" porque la alta velocidad "buscan abolir distancias y unir territorios". Claro que también podría haber ocurrido que Mas empleara la metáfora del choque de trenes. Lo dejó para mejor ocasión, que seguro que la encontrará. De todos modos, sí aprovechó para decir que el AVE Barcelona-Girona-Figueres no es un privilegio de Cataluña, sino un acto de justicia. Y, ya puesto, sin emplear datos explicó que Cataluña es la región que más aporta al PIB (¿está seguro?) y la que menos recibe en inversión de infraestructuras. Como se pueden manipular muchas cosas, pero no los datos, hoy leemos en la prensa que la inversión en Cataluña es el doble que la media de las Comunidades Autónomas.

Rajoy optó por la metáfora ferroviaria y construyó un discurso sosegado y que llamaba al consenso y la unidad. En el aire estaba el escenario que ha planteado Mas junto a su socio de gobierno ERC, que busca la independencia de Cataluña del resto de España. De hecho ayer mismo, mientras Rajoy y Mas hablaban de su estado de forma y de si habían perdido peso o no, el gobierno catalán aprobaba la creación de algo así como una Hacienda propia. Señaló también que Cataluña es la primera Comunidad que tiene todas sus capitales enlazadas por el AVE y dijo que esto será bueno para España. También supondrá la unión con Francia, algo positivo y que habla también de tender puentes de unión en este globalizado donde no parece lo más sensato encerrarse en aldeas pequeñas.

El Príncipe Don Felipe también acudió a la inauguración. Sirvió para volver a comprobar que las palabras del Rey Don Juan Carlos sobre la preparación de su hijo en el publirreportaje con Jesús Hermida no eran ninguna exageración. En efecto, el Príncipe está preparado y lo demuestra en cada intervención oficial. Ayer, sin ir más lejos, pronunció un discurso conciliador y acertado sobre lo que suponía la inauguración de ayer. Habló en español y catalán y señaló que avances en infraestructuras como el de ayer son la mejor demostración de que unidos podremos salir de esta. El Príncipe demuestra que está preparado, tanto que con su corrección y su imagen fresca no hace sino llenar de razones a quienes defienden la abdicación del monarca en su hijo.

Yo sí pienso que la inauguración de ayer es un símbolo que viene muy al dedo de lo que está ocurriendo actualmente en Cataluña. Naturalmente, el AVE Barcelona-Girona-Figueres es muy positivo para Cataluña, pero lo será también para el conjunto de España. Y de eso se trata, de que exista un Estado que busque el interés general de todos sus ciudadanos (que no de todos sus territorios, porque es obvio que los territorios en sí no tienen derechos, ni intereses ni nada por el estilo). Un Estado solidario en el que aporte más quien más tenga para buscar el progreso de las regiones menos avanzadas, pero en el que aquel que se encuentra en una situación económica más sólida sepa que también cuenta con el respaldo del conjunto del Estado cuando le vienen mal dadas (recordemos el rescate a las cuentas poco saneadas de Cataluña a través del FLA) o cuando toca avanzar y abrir vías de crecimiento, unión y riqueza, como la línea de alta velocidad inaugurada ayer. 

La unión hace la fuerza, dicen, y no parece algo descabellado. Sí lo parece que los defensores de la independencia estén dispuestos a que los catalanes sufraguen con sus impuestos subvenciones y ayudas a países de la UE con menos PIB que Cataluña, pero no estén dispuestos a hacer algo parecido con los extremeños o los andaluces, por poner un ejemplo. Suena raro. La división en nuestras pequeñas parcelas, la defensa a ultranza de nuestras esencias diferenciadoras, la confrontación con el resto de España, la rancia ideología nacionalista parece como de otra época, como de otro tiempo. El mundo está cambiando y no lo hace precisamente hacia un reforzamiento del poder de los Estados, sino hacia mayor unidad, en el contexto de Europa, en torno a la UE. Cesión de soberanía y grandes alianzas en el mundo globalizado de hoy en día. Por poner un ejemplo gráfico, el mundo avanza hacia trenes de alta velocidad que unan países europeos, como el presentado ayer. 

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