Manifiesto "Con Cataluña, con España"

Ayer dábamos cuenta de un manifiesto firmado por cientos de intelectuales y personas relevantes de distintos ámbitos en el que se criticaba la apuesta por el independentismo de CiU y se defendía el consenso entre el conjunto de fuerzas políticas. Hoy hablo de otro manifiesto que va en la misma línea, aunque con matices y diferencias con el anterior. En todo caso, coinciden en el punto clave de defender lo que une a Cataluña y España y en apostar por un futuro común. En este segundo comunicado no se apuesta por el federalismo, como en aquel. Firman el manifiesto "Con Cataluña, con España", entre muchos otros, Albert Boadella, Arcadi Espada, Fernando Savater, Féliz de Azúa, Joaquím Leguina, Álvaro Pombo o Mario Vargas Llosa.
 
Consta de cinco puntos el manifiesto. En el primero de ellos, los firmantes muestran su "lealtad a la Constitución de 1978, pieza clave en la construcción de nuestra democracia, uno de los hechos políticos más felices en nuestra reciente historia". En el segundo punto reivindican el Estado y la nación españoles, "obra del pasado, el presente y el futuro de un pueblo que quiere permanecer unido en defensa de la libertad, la igualdad, el pluralismo político y el progreso económico". Todo ello "como herederos de las tradiciones liberal y socialdemócrata de las que procedemos", aseguran los firmantes.
 
En el tercer punto se recuerda la importante labor de Cataluña en el crecimiento y el progreso del conjunto de España. Se señala que ese papel es reconocido y aseguran no estar dispuestos a "que un muro de incomprensión y agravios inventados pueda ser levantado dentro de la sociedad catalana y los ciudadanos del resto de España". El cuarto punto llama la atención "sobre el riesgo de fractura a que pudieran conducir actitudes irresponsables en medio de las dificultades por las que atraviesa la vida española". Apuestan por la unidad y el acuerdo entre partidos. Por último, en el quinto punto se pide "respetar los cauces democráticos en todo intento de solución que se plantee para resolver los actuales problemas políticos". Así, afirman que "no estamos dispuestos a asistir al fracaso de un orden democrático en el intento de abordar la solución a problemas que solamente pueden verse agravados con el recurso a traumáticos expedientes de ruptura".
 
Concluyen apelando a "la cordura, la responsabilidad y la prudencia como actitudes indispensables para hacer frente al reto que algunos pretenden plantear a la sociedad española, manifestando nuestra confianza en el marco constitucional y en el Estado de derecho como terreno idóneo para la búsqueda de soluciones sobre el futuro de España".
 
Hay diferencias entre un manifiesto y otro, pero no incidiré en ellas, fundamentalmente porque en democracia los distintos puntos de vista son imprescindibles y porque coinciden en pedir cordura y consenso. En este asunto, que está en plena ebullición y aún subirá algún grado más durante la campaña que comienza este viernes, es importante que todo el mundo pueda defender sus ideas, sólo faltaría. Pero también es fundamental contar la verdad. Resulta muy irresponsable vender un paraíso maravillos con menos impuestos y sin problemas de ninguna clase en esa Cataluña independiente.
 
 No se trata de agitar el miedo desde los partidos defensores de la unidad de España, se trata de decir la verdad y no guiar a los ciudadanos a un terreno poco claro con promesas que no se sostienen. Y tampoco estaría de más que los partidarios de la independencia entendieran que en un Estado democrático de derecho como el español, democracia y legalidad no son dos cosas distintas ni pueden estar contrapuestas. Incumplir la ley no puede ser defender la democracia en un Estado de derecho. De ninguna manera. Tampoco resulta difícil de entender que una hipotética independencia de Cataluña afecta a los ciudadanos de esta comunidad, porque cambiaría su estatus político, pero también al conjunto de España. Y algo tendrán que decir el resto de españoles.
 
El gran logro de estos manifiestos, desde mi punto de vista, es que apuestan decididamente por el diálogo y el consenso. No podrán leer en ellos ataques a los sentimientos nacionalistas en Cataluña ni mucho menos una actitud cerrada y de confrontación como están deseando encontrar los partidarios de la independencia. Es positivo que esta gran cantidad de personajes relevantes den un paso al frente y opinen sobre este delicado asunto. A los responsables políticos de todos los colores les corresponde tomar nota y actuar buscando el dialógo, la comprensión de las posturas del otro y el bien común.

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