Elecciones en Estados Unidos

Llegó el primer martes después del primer lunes de noviembre de este 2012, año electoral en Estados Unidos. Hoy los ciudadadanos estadounidenses elegirán, entre otras cosas, quién será su presidente durante los próximos cuatro años. Barack Obama opta a la reelección frente al candidato republicano, Mitt Romney, que se presenta como alternativa a la gestión económica del presidente durante su primera legislatura. El demócrata, que ilusionó a una buena parte de la población en Estados Unidos y en todo el mundo pide cuatro años más para completar su programa y cumplir con todas sus promesas. Por su parte, Romney señala que ahora es él el candidato del cambio, como en 2008 fue su rival de hoy en las urnas, y critica su gestión de la crisis económica.
 
Los dos candidatos han recorrido estos últimos días los Estados que se consideran decisivos para el resultado de las elecciones presidenciales. Según los sondeos, se da por segura la victoria demócrata en 11 Estados que otorgan 201 votos electorales. Los republicanos lograrían la victoria en 24 Estados que les darían 191 votos. Se necesitan 270 votos electorales para ganar. Como se ha repetido mucho estos últimos días, en Estados Unidos lo importante no son los votos reales de los ciudadanos, sino los votos por colegios electorales. A cada Estado se le atribuye un número de votos electorales en función de su población. Hay una serie de Estados que parecen claramente adjudicados para uno u otro partido. De ahí que se incida en la trascendencia de esos once Estados donde el resultado no está nada claro y los sondeos ofrecen mucha igualdad.
 
Además de las presidenciales, los estadounidenses votan hoy muchas otras cosas. Se vota también para renovar los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 33 (un tercio) de los del Senado. Actualmente la Cámara está en manos de los republicanos y los sondeos indican que seguirá así. Tampoco se preven grandes variaciones en el Senado, controlado en estos momentos por los demócratas, aunque con una mayoría menos clara que la republicana en la Cámara. Las encuestas también dicen que el Partido Demócrata mantendrá el control del Senado. Es decir, el nuevo presidente, sea quien sea el vencedor, tendrá que enfrentarse a un panorama en el que una de las dos Cortes estará en manos del partido rival. De eso sabe bastante Obama, que ha tenido que gobernar desde 2010 con una mayoría republicana en la Cámara de Representantes.
 
A lo primero a lo que deberá enfrentarse el próximo presidente es a lo se llama el abismo o el precipicio fiscal. Una hipotética falta de acuerdo entre republicanos y demócratas ante los recortes de gasto y al aumento de impuestos previstos para comienzos de 2013 llevaría a este escenario poco deseable de cuyos riesgos han alertado todos los organismos internacionales. Es un ajuste de 807.000 millones de dólares (el 5% del PIB de Estados Unidos) que entrará en vigor automáticamente si no se negocian cambios en su aplicación. Forma parte del pacto a última hora entre los dos partidos en el año 2011 cuando se solventó una situación de bloqueo económico que habría sido muy dañina para el conjunto de la economía mundial. Los expertos alertan del riesgo de la entrada en vigor de esta combinación de subidas de impuestos y recortes de gastos. Afrontar esta situación será el primer deber del vencedor de esta noche.
 
En el cara entre Romney y Obama, las encuestas reflejan también una notable igualdad. Los sondeos de esta última semana ofrecían una ligera ventaja para Obama en la intención de voto en el conjunto del país. También le dan cierta ventaja al demócrata en muchos de esos Estados clave como Ohio o Virginia. Sobre todo, resultarán decisivos Florida (29 votos electorales), Ohio (18), Virginia (13), Wisconsin (10), Colorado (9), Iowa (6) y New Hampshire (4). Fue en estos Estados clave donde ambos candidatos hicieron sus últimos mítines de campaña. La igualdad que auguran todas las encuestas lleva a pensar en la posibilidad de que se vuelvan a dar procesos de recuente y batallas legales entre los dos partidos por los votos en alguno de esos colegios electorale decisivos.
 
La baja participación es algo que inquieta especialmente a los demócratas. Parece claro que los republicanos lograrán movilizar a gran parte de su electorado y atraer a los descontentos con Obama. Lo que se teme desde las filas demócratas es que haya un alta abstención de quienes hace cuatro años votaron con entusiasmo a su candidato. El peor rival del Obama de 2012, en este sentido, podría ser el Obama de 2008 y las grandes expectativas que despertó. Será especialmente importante ver cómo se comportan los grupos de población entre los que Obama tiene un mayor predicamento, pero que podrían quedarse en casa fruto del descontento. Es muy complicado, en todo caso, hacer previsiones porque asistimos a las elecciones presidenciales más inciertas e igualadas de los último tiempos. De ahí que no se descarte en absoluto la posibilidad de que acabe la noche sin conocer al ganador, como pasó en el año 2000, y que se dé paso a un escenario de recuentos de votos y batalla judicia. Veremos.


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