1.600 muertos en Siria en la última semana, según UNICEF

Lamentablemente da la sensación de que con Siria está empezando a ocurrir lo que en pasado sucedió con otros conflictos: que la gente, los medios y en gran medida los dirigentes mundiales lo dan de lado. Aunque suene fuerte, en multitud de ocasiones ha pasado eso de que, de repente, las muertes en un lugar del mundo dejan de ser noticia de apertura. No es menos grave lo que sucede, en absoluto, pero de pronto las decenas de muertes en un atentado en Afganistán que antaño abrían un telediario o iban a portada de un periódico se dan en un breve. Y la cobertura mediática es un reflejo del enorme riesgo que se corre en este tipo de situaciones y de la enferma sociedad en que vivimos: el riesgo de asumir la situación de violencia en determinados puntos del planeta como algo habitual, que forma casi parte del paisaje, y la enfermedad de esta sociedad que en demasiadas ocasiones parece inmune ante la violencia y las matanzas. Lo que hace unas décadas escandalizaba al mundo, hoy es algo que con demasiada frecuencia se mira con lástima, sí, pero poco más.
 
Estoy generalizando, claro, pero temo que así es en muchos casos. Porque no puede entender que un país se esté desangrando como sucede en Siria y la comunidad internacional siga midiendo indecentemente los tiempos a su modo, mientras muerecen decenas de personas al día. Y no entiendo tampoco que las continuadas masacres en Siria dejen de ser el escándalo mayúsculo que en realidad son para formar parte casi de la rutina informativa que llega desde aquel país. Es un drama de enormes dimensiones lo que está pasando en Siria y, precisamente por eso, es cobarde e inmoral el comportamiento de la comunidad internacional y de gran parte de la sociedad.
 
En la última semana, siete días, han muerto en Siria 1.600 personas según UNICEF. Repito, 1.600 fallecidos en una sola semana. Es la semana más sangrienta desde el comienzo del conflicto en el país. Una ONG que está recogiendo domentación e informaciones sore las violaciones de los Derechos Humanos en el país árabe citada por la CNN calcula que en el mes de agosto han muerto 5.000 personas. Como de costumbre, los balances de muertos por la guerra que dan desde un bando y otro no pueden ser verificados, pero estamos hablando de unas cifras que da la Agencia de la ONU para la Infancia. Es algo trágico, horrible, imposible de creer. Una situación espeluznante que seguimos son poder parar y, lo que es peor, a veces de la sensación que es una situación ante la que seguimos sin hacer todo lo que está en nuestras manos.
 
La realidad en el país es peor cada día que pasa, pero la situación diplomática en torno al conflicto varía más bien poco. Rusia y China siguen siendo los principales soportes internacionales del sangriento régimen de Al Assad. Ellos han optado por priorizar sus intereses económicos y estratégicos antes que la protección de la población civil o los Derechos Humanos. No parecen tener el más mínimo dilema moral, lo cual retrata muy a las claras el escaso aprecio por los derechos fundamentales del individuo que tienen estos dos países. Un cambio de actitud de Rusia y China ayudarían a revertir la situación en el país, porque abriría la puerta a una intervención más clara y decidida de la comunidad internacional, pero eso hoy por hoy no se les pasa por la cabeza y si las decenas de miles de muertosque ha provocado el conflicto en el país no ahn sido suficientes para hacerles reflexionar sobre su posición, parece claro que no les va a remover que las masacres del régimen continúen y que ellos sean corresponsables de las mismas.
 
China y Rusia están en el centro de atención, porque siguen apoyando sin fisuras aparentes al régimen de Al Assad. Con su actitud de bloqueo, dado que tienen asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el campo de acción para la comunidad internacional queda muy reducido. Hay que reconocer que países como Francia o Reino Unido sí se están moviendo para apoyar a la oposición siria, pese a que no son pocas las dudas que genera por su falta total de unidad y por ciertos excesos también denunciados por la ONU en el bando rebelde. Estados Unidos, con elecciones a la vista, está adoptando una postura clara (Al Assad debe marcharse), pero sólo en cuanto a discursos se refiere. También es verdad que están dando apoyo no letal a la oposición, pero da la sensación de que podrían ir más allá y no lo están haciendo.
 
François Hollande ha propuesto recientemente que se forma un gobierno de transición en el país con miembros de la oposición. Los países del Golfo Pérsico que componen el Consejo de Cooperación del Golfo han propuesto en las últimas horas realizar un traspaso pacífico del poder y garantizar la protección de los civiles ante la situación de violencia que sufre el país. Hay que recordar que la cira de refugiados sirios sigue creciendo y se habla ya de 130.000. También son decenas de miles los desplazados internos. Los civiles se están viendo atrapados en la violencia y, a tenor de algunos últimos informes, parece que la oposición también esta radicalizando su respuesta a Al Assad y a los que son sospechosos de colaborar con el régimen. En definitiva, el conflicto está desangrando el país, está destruyendo su presente y su futuro y lo está envenenando. Un drama que no cesa mientras la comunidad internacional no puede (dejémoslo ahí) pararlo. El pueblo sirio no entiende que les hayan dejado tirados. Nadie con la más mínima sensibilidad y humanidad puede entenderlo.


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