Crisis alimentaria en el Sahel

De "carrera a contrarreloj" definió hace unos días el director de Operaciones de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), John Ging, el combate contra la crisis alimentaria en el Sahel. Esa región africana se enfrenta a una gravísima situación que pone en peligro de perder la vida a millones de personas. La sequía allí es tan brutal que, en palabras del responsable de la ONU, constituye "una de las condiciones climáticas más duras del planeta". "Es una cuestión de vida o muerte", continuó relatando John Ging a su vuelta de un viaje de una semana a Níger, Burkina Faso y Mauritania. Es un drama de dimensiones descomunales y es de esperar que toda la comunidad internacional escuche la voz de alarma. 15 millones de personas de los países del África occidental sufren la crisis alimentaria y más de un millón de niños está al borde de la desnutrición.

El año pasado 200.000 niños murieron por esta causa. El desconocimiento que tenemos de este problema es bastante grande. Puede estar derivado en parte por esa tendencia tan nuestra de no tener mala conciencia, de querer hacer oídos sordos a las muchas injusticias que hay en el mundo, al hecho incuestionable que hay millones de personas que lo están pasando muy mal, que ven peligrar su vida en una auténtica crisis con todas las de la ley. Puede ser también por la poca presencia de informaciones sobre África y sobre esta cuestión en la mayoría de los medios de comunicación. Todos tenemos parte de culpa en este olvido que sufre África. Por eso creo que es necesario que conozcamos cómo viven millones de personas en el Sahel y en qué situación se encuentran. Situaciones como ésta son las que nos hacen ver cuánta gente está sufriendo en el mundo, qué desigual e injusto es este avanzado mundo con muchas nuevas tecnologías e inventos formidables, pero que no es capaz de evitar que cada año mueran cientos de miles de niños por hambre.

Los conflictos regionales en la zona empeoran todavía más la situación. Así sucede en Costa de Marfil o Mali. Hay más armas y se ha desatado también una oleada de violencia que supone un golpe mortal para la región. "La situación puede empeorar si no hay una respuesta y una financiación adecuada a la misma", ha declarado el responsable de Naciones Unidas en la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Destacó que la comunidad internacional debe seguir ayudando a estos países con dos líneas de acción: dar respuesta a los problemas específicos de ada localidad y contruir modos de vida sostenibles con las nuevas condiciones climáticas del Sahel. Este último punto es fundamental y no puede ser descuidado, pero en estos momentos lo primero debe ser taponar la hemorragia y detener esta dramática situación de emergencia que pone en peligro la vida de millones de personas. Lo primero debe ser atender a terrible crisis humanitaria para, acto seguido, ayudar a estos países a encontrar un modo de vida para un futuro mejor.

Según la ONG Oxfam, 13 millones de personas corren grave riesgo y por ello consideran que la crisis alimentaria en el Sahel puede convertirse en "una emergencia humanitaria a gran escala". La FAO eleva el número de afectados a los 15 millones: 5,4 millones en Niger (35% de la población), tres millones en Mali (20%), 1,7 millones en Burkina Faso (10%), 3,6 millones en Chad (28%), 850.000 en Senegal (6%), 713.500 en Gambia (37%) y 700.000 en Mauritania (22%). Los factores que explican esta tremenda crisis son, según la FAO, la sequía, el fuerte descenso en la producción de cereales y su elevado precio, la escasez de forraje para el ganado, la reducción de las remesas de las inmigrantes, la degradación medioambiental, el desplazamiento de la población y una pobreza crónica. Más de 170.000 personas, además, se han tenido que marchar de Mali por el enfrentamiento entre los tuareq y el ejército que comenzó en enero. La ONU calcula que se necesitan 724 millones de dólares. Son 542,5 millones de euros. El fondo de rescate de la Unión Europea asciende a los 700.000 millones de euros.

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