Los sindicatos protestan, los empresarios aplauden

Todo marcha dentro de lo previsto en cuanto a las reacciones sobre la reforma laboral. Los empresarios no pueden disimular su alegría y los sindicatos se mostraron ayer muy críticos con ella y anunciaron movilizaciones. Concretamente anunciaron una "movilización ascendente" que, traducido al castellano, significa que medirán sus fuerzas en las primeras manifestaciones para decidir si convocan o no una huelga general. En esta ocasión los sindicatos, que saben que no andan sobrados de simpatías, han decidido tomar el pulso a la ciudadanía con las manifestaciones en toda España del próximo domingo contra la reforma laboral. Que a la inmensa mayoría de los españoles no les agrada esta reforma parece evidente, pero eso no se traduce necesariamente en una afluencia masiva a los actos convocados por los sindicatos. Ahí muchos ven una sociedad adormecida, pero también se puede ver cierto desencanto con las centrales sindicales. En todo caso, parece razonable que los sindicatos esperen a ver cómo se va desarrollando todo y también a que la ministra de Empleo les explique en persona este lunes los porqués de la reforma.

Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CC.OO) no están nada satisfechos con la reforma y no ahorraron calificativos para criticarla. Creen que es radical y que será inútil. Creo que los líderes sindicales hicieron una valoración bastante atinada de lo que puede suponer esta reforma. "A los padres los van a despedir barato y fácil, y a los hijos los van a contratar más barato", aseguraron ayer. Consideran que la reforma está escrita para contentar a la CEOE y a Bruselas, que en los ámbitos sindicalistas cobra cada vez más fuerza para ser un nuevo demonio junto a bancos y empresarios. Al margen de esta cuestión, no se puede esperar otro tipo de reacción por parte de los líderes de los dos sindicatos más importantes del país ante una reforma laboral que abarata el despido, abre la puerta a una bajada de los salarios, permite que los jóvenes estén un año en periodo de pruebas y, transcurrido ese tiempo, puedan ser despedidos sin indemnización alguna y quita poder a los convenicos sectoriales para darle el poder a cada empresa. Sí, la reforma no parece de entrada muy susceptible de recibir el apoyo de los sindicatos.

Hay otros puntos que no gustan nada a Toxo y Méndez como lo que recoge la reforma sobre el absentismo o la mayor desjudicialización en los conflictos laborales. Según Toxo, este reforma "es el desmantelamiento del derecho al trabajo". Méndez considera que se "establece un despido único de 20 días, un despido libre". A quien esto le parezcan exagerado o poco ajustado a la realidad le vendría bien leer las declaraciones de Rosell en las que dice que el despido improcendente (ahora de 33 días, antes de 45) "tiene que quedar como algo residual". Al presidente de la CEOE le gusta la reforma, pero él hubiera ido más lejos, no nos extraña. Rosell dice en una entrevista en El País que no se puede pedir al gobierno que pase de primera quinta velocidad. Según él, quedan dos velocidades. Todo se andará, supongo. "La obsesión del empresario no es despedir, es contratar", dice Rosell en la entrevista, pero "los empresarios no queremos despedir improcedentemente", asegura en otro momento, "lo queremos hacer con todas las de la ley". Por cierto, por más que el periodista (Miguel Ángel Noceda) le pregunta sobre el abaratamiento del despido, él da alguna vuelta y no llama a las cosas por su nombre. No dice "hemos logrado un despido más barato", sino "se han clarificado las causas objetivos del despido", esas que permiten despedir con 20 días en lugar de 33.

La entrevista acaba de forma muy interesante. Rosell asegura que no hay motivos suficientes para hacer una huelga y es preguntado sobre si hablo con Rajoy antes de que se anunciara la reforma laboral. Los líderes sindicales se quejaron de que a ellos nadie les había llamado. ¿Respuesta de Rosell? "Yo hablo con todo el mundo siempre". Sobran las palabras. Volviendo a los sindicatos, Cándido Méndez resumió ayer la percepción que tienen de la reforma con esta frase: "se confirma el peor de los escenarios en una situación muy mala". El gobierno dice que es una reforma equilibrada, pero no sé por qué tenía yo la idea de que una reforma laboral equilibrada contentaría o desagradaría a sindicatos y empresarios más o menos por igual. Lo que ha recogido ésta son críticas duras de los representantes de los trabajadores y satisfacción entre los empresarios que, eso sí, quieren más porque son insaciables.

Estoy deseoso de leer el análisis de algún experto que defienda (y exlique, sobre todo) que esta reforma laboral va a generar puestos de trabajo. Algunos convencidos de las bondades de la "histórica" reforma dicen que destruirá empleo en un primer momento, pero sentará las bases para el futuro. No es que eso nos deje muy tranquilos, porque si hoy despiden a más gente (mucho más barato) y contratan a otras personas con sueldos más bajos y condiciones más precarias ese futuro para el que estamos sentando las bases resulta poco apetecible. Confío en que no sea eso a lo que se estén refiriendo. Pongamos un ejemplo. En una empresa de menos de 50 trabajadores que esté pasando apuros, no necesariamente en pérdidas, sino sólo ganando menos, se dedice despedir a un trabajador y, lógicamente, se hace con 20 días por año trabajado ya que ehan bajado sus ingresos. Luego se decide contrata a otro trabajador con el nuevo contrato indefinido para pymes que le aportará una deducción de 3.000 euros. Ese trabajador que entra a formar parte de la empresa estará un año en periodo de pruebas y cuando pase ese tiempo se le echará sin indemnización alguna. ¿Es ese futuro para el que estamos sembrando? Si cosas así suceden yo sólo veo a un beneficiado del cambio. No, no es el trabajador.

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