En campaña

La campaña comenzó hace ya dos días, pero es hoy cuando hablo aquí por primera vez de ella. En todo caso, hasta el 20 de noviembre, tiempo habrá para comentar lo que vaya dando de sí. La campaña comenzó, entre otras malas noticias para el candidato socialista, con la encuesta el CIS según la cual el PP lograría mayoría absoluta y dejaría al PSOE en su peor dato de la reciente historia democrática en España. Además, los datos del paro no dan ningún respiro, muy al contrario, siguen siendo principal quebradero de cabeza para todos; y, por si faltaba algún obstáculo más para Rubalcaba, la investigación del Caso Campeón en el que está implicado el ministro José Blanco llega al Supremo.

Sobre las encuestas, no falta quien cree que una diferencia tan abismal entre PP y PSOE puede servir para movilizar a los votantes de izquierdas y dejar en sus casas a algunos votantes de derechas, pero pocos podrán negar que da la sensación de que a Rajoy no se le puede escapar la victoria. Por encima de 190 diputados quedaría el PP, puede que incluso por debajo de 120 el PSOE. En cuanto al resto de partidos, CiU obtendría unos buenos resultados, IU se vería muy beneficiado por la huida de votantes socialistas y UPyD triplicaría su representación parlamentaria. Además, Foro Asturias, Equo-Compromís y Amaiur entrarían como nuevas fuerzas políticas en el Congreso. La encuesta del CIS, que algunos acusan de cocinada para intentar echar un cable al PSOE (yo no lo creo en absoluto) va en la línea de lo que dicen todas las demás encuestas.

El paro es la máxima preocupación de los españoles. Desde un punto de vista político, combatir el desempleo ha de ser la prioridad de todos los partidos. A Rubalcaba le va a ser muy difícil desligarse del gobierno del que ha formado parte como miembro destacado. Los españoles, no sé si injustamente, pero probablemente con toda lógica, asocian al gobierno socialista, y por consiguiente al PSOE, qe es quien ha estado gobernando los últimos siete años, con la crisis y con el paro. Digo que quizás sea injusto porque estamos en una crisis mundial, pero así como cuando las cosas salen bien, los gobiernos se cuelgan medallas, cuando vienen mal dadas son ellos los que deben asumir la responsabilidad. Además, no hay más que ver la forma de afrontar la campaña que está teniendo el PSOE para constatar que no les interesa defender a pies juntillas la gestión que han hecho de la crisis, sino más bien intentar correr un tupido velo sobre algunos errores y reconocer que ha habido fallos.

Encuestas en su contra, paro en contra de todos, pero con mucha gente señalando a quienes han gobernado estos últimos años. ¿Algo más? Sí, el ministro portavoz del gobierno y cabeza de lista del PSOE por Lugo, José Blanco, investigado por un presunto caso de corrupción. Mi opinión sobre la corrupción y su influencia en las citas electorales es algo extraña para muchos. Creo que, si bien todo el mundo está en contra de ella (sólo faltaría) hay muchos ejemplos en el pasado que nos indican que personas que estaban bajo sospecha han ganado elecciones de forma arrolladora (basta repasar los resultados en la Comunidad Valenciana en las pasadas elecciones autonómicas). Lo que quiero decir es que el caso de Blanco no ayuda, pero tampoco será determinante si se queda como está. Ésa es mi impresión personal.

Repasados los obstáculos a los que se enfrenta Rubalcaba, que bien se pueden resumir en que no tendrá fácil sacudirse de su pasado en el gobierno, la campaña ha comenzado y me gustaría comentar cómo estoy viendo estos primeros pasos hacia el 20 de noviembre. El PP se ve ganador y no quiere arriesgar nada. El PSOE, todo lo contrario. No hay más que ver su eslogan, "pelea por lo que quieres", para constatar que los socialistas quieren una campaña lo más movida y aguerrida posible. Para ello Rubalcaba tiró ayer de Felipe González y Alfonso Guerra, sinónimo de batalla, como todo el mundo sabe. El mitin tenía su interés porque el ex presidente y su antaño vicepresidente no se juntaban en un acto de este tipo desde el siglo pasado (literalmente). Fue en Dos Hermanas (Sevilla) y allí el PSOE quiere comenzar la remontada o, en su defecto, la operación de estética para qua la caída sea más llevadera y decente.

Hubo algo que no me gustó en el mitin del PSOE: las alusiones al final del terrorismo y la atribución a Rubalcaba del mérito de haber puesto en situación crítica a los terroristas. Para dejarlo claro, Rubalcaba ha hecho una labor magnífica en el Ministerio de Interior, pero yo sí creo en lo que digo cuando afirmo que la derrota de ETA es la victoria de todos los demócratas. Guerra ironizó ayer y vino a decir que el PP no quería que ETA anunciara su final en estos momentos y que el triunfo es, en verdad, del candidato socialista. González no se quedó atrás y desempolvó las declaraciones de Azñar en las que llamó (también en el siglo pasado) a ETA Movimiento Nacional de Liberación Vasco, o algo así. Qué feo está que, viéndose con el agua al cuello, tengan que meter el asunto del terrorismo en campaña. ¿No quedamos en que esto no se podía utilizar con fines políticos? Rubalcaba hizo mucho por el fin de ETA, mientras que a Guerra y González no les importa utilizar su trabajo (que, por cierto, era su obligación como ministro) para enfangar la campaña. No todo vale.

Muy mal se tienen que ver para sacarse de la chistera la cuestión del terrorismo. Guerra estuvo mal, muy mal, pero lo de Gónzales fue de una simpleza absoluta e impropia de quien para muchos es uno de los mejores políticos que ha tenido nuestro país. El ex presidente recordó las palabras de Aznar cuando en lugar de llamar a ETA banda terrorista empleo la termonología de los criminales. Eso fue hace mucho tiempo. Sería tan poco lógico como sacar a relucir el GAL, por ejemplo. El final de ETA es más importante que ganar o perder unas elecciones. De personas como González, hombres de Estado (o eso es lo que se le presupone), cabría esperar una actitud más sensata. Que utilice todas las estrategias que quiera para pedir el voto, pero que no le cuelguen a Rubalcaba en exclusiva la medalla de haber derrotado a ETA. Dejemos este tema al margen.

Desde luego, cómo hemos cambiado. Antaño, no hace mucho, era el PP el que sacaba el tema del terrorismo y lo introducía una y otra vez en el debate político. Ahora, es el PSOE el que lo hace para intentar salvar la cara en las elecciones del 20 de noviembre. Confío en que la campaña se centre en cualquier otra cuestión de interés, que no es que falten precisamente en España en estos momentos, y que se deje la lucha contra el terrorismo a un lado. Mañana será el debate entre Rajoy y Rubalcaba, dos buenos parlamentarios. Espero que sea un buen debate. Considero que Rubalcaba es mejor orador que Rajoy, pero también es cierto que el líder del PP lo tiene todo mucho más fácil y que el candidato socialista será quien tendrá que arriesgar más. Al ser el único cara a cara, el PSOE tiene muchas esperanzas puestas en las dotes sobradamente conocidas de Rubalcaba en las confrontaciones dialécticas.

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