Renuncia de Zapatero



El sábado saltó la noticia cuando, a eso de las diez de la mañana, el presidente del gobierno intervenía en el Comité Federal del PSOE y anunció que no sería el candidato de su partido en las próximas elecciones generales. José Luis Rodríguez Zapatero comienza a decir adiós y abrió el camino a su sucesión a través de unas primarias. Eso es lo que Zapatero desea que suceda en el PSOE, entre otras cosas para marcar distancia con el PP y su política del "dedazo" cuando Rajoy fue elegido sucesor de Aznar. Algunos medios informaron hace semanas de que el sábado sería el día elegido por el presidente para renunciar a la reelección, y así fue. Zapatero dijo que tenía la convicción de que ocho años son suficientes para estar al frente del gobierno de España. Según él, toma esta decisión por el bien de España, de su partido y pensando también en su familia. La duda está despejada y ya se puede entrar en la fase de la carrera sucesoria entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. Los titulares de Interior y Defensa son los dos que parten con más opciones de concurrir a las primarias y jugarse en esta cita, que será allá por verano, quién se pone al frente de la lista del PSOE para las próximas generales. La guerra interna por suceder a Zapatero ha comenzado.

A la salida del Comité Federal del PSOE hubo alguna que otra declaración que no pasó desapercibida. Entre ellas la de José María Barreda, un clásico en esto de dar titulares a la prensa, al decir que se alegraba mucho del anuncio que había hecho Zapatero. Eso es tanto como reconocer que para él el presidente del gobierno es un lastre. Barreda no le guardó el luto a su líder ni cinco minutos. Por lo demás, está la figura de José Bono. Ya que él no parece en la carrera por la sucesión, sí quiere estar bien informado y en una excelente posición de cara a este tiempo nuevo que se abre en el PSOE. Ayer confirmó que era él la única persona del partido que sabía hace meses la decisión que iba a tomar el presidente del gobierno. Esto viene a confirmar que Bono quiere jugar, y está jugando, un papel clave en este proceso. Sus reuniones en el despacho del Congreso con líderes del PSOE para hablar de lo que todos imaginamos dejaban claro que Bono estaba al tanto de casi todo lo que se movía en el seno de su partido. Al fin y al cabo es un peso pesado de los socialistas. Al entrar en el Comité Federal, Bono dijo que esperaba que dijera lo que dijera Zapatero se saliera mejor de como se entró. No sabemos si fue así, pero la incógnita más grande de la política española de los últimos tiempos se había despejado. Zapatero da un paso atrás.

Antes de que el presidente anunciara su renuncia, muchos dirigentes del PSOE han tenido actitudes quizás poco respetuosas con Zapatero. Todos reconocían que a él le correspondía decidir el momento en el que anunciar si se presentaba a la reelección o no, pero al tiempo que afirmaban esto, no dudaban en hacer declaraciones de todo tipo sobre su fututo. Así, se me ocurre pensar las palabras de Barreda diciendo que el ciclo de Zapatero había acabado, las de Fernández Vara afirmando que quizás ya era tarde para que el presidente anunciara su decisión, o las anteriores de Felipe Gonzáles en las que poco menos que venía a decir que tendría que ser el partido, y no Zapatero, quien decidiera sobre su candidato a las generales, aunque el presidente hubiera optado por presentarse. Es más, si esto es lo que dijeron en público, qué no habrán dicho y presionado en privado. A muchos nos queda la sensación de que Zapatero no ha sido del todo dueño de su decisión ni del momento en el que la ha anunciado. Ha sido presionado por líderes regionales del PSOE para anunciar antes de las elecciones del 22 de mayo que no sería más candidato. Así, los comicios dejarían de ser un plebiscito sobre su persona. No creo que sean del todo honestas estas presiones, pues si algo debían los dirigentes socialistas a Zapatero era respeto. Más respeto del que le han tenido.

Aunque será cuando acabe la legislatura cuando Zapatero se despida, hasta en alguna de sus palabras del mitin en Murcia de este domingo se intuye ya que el presidente va a llevar a cabo una larga despedida. Es por ello que se abren las puertas a los análisis sobre lo que ha sido su labor al frente del gobierno durante los últimos siete años. Zapatero llegó al poder con una promesa que cumplía tan pronto como pudo: retirar las tropas españolas de Irak. Algunos dicen incluso que el presidente llegó con una guerra y se va a despedir con otra (la de Libia), aunque yo no veo muy acertada la comparación entre ambos conflictos. La primera legislatura de Zapatero, con el viento a favor, fue la de los grandes avances en política social. Para algún analista, todas las medidas sociales que tomó Zapatero en estos primeros años justificaban una legislatura. El matrimonio entre homosexuales o la Ley de Dependencia son parte del legado que deja el presidente del gobierno. En 2008 estaba más cerca de lo que cualquiera podíamos pensar el gran rival del presidente: la crisis económica. Pero antes de ello se dio otra circunstancia por la que será recordado Zapatero: la tregua de ETA y la negociación del gobierno con la banda para intentar llegar al final del terrorismo.

Fue uno de los momentos más importantes de todos los años que el presidente del gobierno ha estado en el poder. Hasta su llegada todos los presidentes habían tenido su intento de negociar con ETA el final de sus acciones criminales. Suárez, González, Aznar. Ellos habían tenido diálogo con ETA antes de que Zapatero pidiera al Congreso permiso para negociar con la banda. El principal partido de la oposición interpretó este proceso como una traición a las víctimas, y fue el opositor más contundente de las negocaciones con ETA. Se vivieron momentos delicados en los que se rompió la unidad de los demócratas ante la banda. Zapater se jugó mucho y, como siempre hasta ahora, ETA volvió a hacer lo único que sabe: matar. El atentado de la T-4 en Madrid rompió la negociación del gobierno con los terroristas, o eso creíamos hasta las últimas informaciones procedentes de las actas de ETA que dicen que se prolongaron más allá en el tiempo. En todo caso la negociación con los terroristas fue uno de los puntos cruciales del mandato del presidente. Es la decisión por la que muchos le apoyaron, y por la que otros muchos le dieron al espalda. A modo de crítica se decía de él que quería ser el presidente que acabara con ETA. ¿Cuál de los anteriores presidentes no tuvo el mismo deseo?

El caso es que la crisis económica llegó cuando menos se esperaba. Zapatero andaba meses antes anunciando que España había entrado en la Champions League de la economía mundial. Poco después llegó esta crisis que ha acabado con gobiernos en muchos países y que ha hecho que el de Zapatero se desgasté de forma considerable y le ha llevado a situarse a muchos puntos del PP en intención de voto según todas las encuestas. El paro crece y crece de forma imparable y el presidente reconoce que es su máxima obsesión. Es muy posible que la crisis tenga gran parte de la culpa de que Zapatero lo deje. Habrá quien diga que también es muy probable que Zapatero tenga parte de la culpa de la crisis. Se negó a aceptar que estábamos en crisis y ese fue su primer gran error en la gestión de estas turbulencias económicas que no logramos superar todavía. Si alguien niega tener un problema es muy difícil que le ponga remedio. Más tarde, el presidente reaccionó y para muchos traicionó a sus principios recortando el sueldo de los funcionarios, congelando las pensiones, aprobando una refora laboral más próxima a los intereses de los empresarios que de los sindicatos, y alargando la edad de jubilación a los 67 años. Son las reformas que desde Europa se forzó a tomar y que llevaron a un mayor desgaste del presidente del gobierno.

Es pronto para saber cómo será recordado Zapatero en un futuro, pero está claro que se dirá que le tocó vivir una de las mayores crisis económicas mundiales en décadas. Los avances sociales son, desde mi punto de vista, lo más positivo que ha dejado el presidente. Su gestión de la crisis es, quizás, lo peor de todo y lo que más le va a marcar. Ahora se abre en el PSOE un proceso sucesorio. En la entrada de hoy me he querido centrar en la figura de Zapatero, en lo más destacado de sus dos legislaturas y en su adiós. En próximas entradas tendré tiempo para hablar de los dos candidatos a sucederle, y del proceso que se abrirá ahora en el PSOE. A quién le puede beneficiar y demás cuestiones. Dentro de las filas socialistas la máxima preocupación ahora debe ser las elecciones de mayo, pero más de uno andará ya con la vista puesta en el próximo Comité Federal en el que se dará paso a las primarias. Sobre la cita electoral del 22 de mayo, creo que a los candidatos socialistas les agradará el anuncio que hizo Zapatero. Y sobre la batalla por la sucesión, el gran reto para el PSOE es que sean ellos, y no sus adversarios políticos, los que salgan reforzados de las primarias. Dar la imagen de un partido dividido no es lo más recomendable, pero sí dar la imagen de un partido democrático. Veremos.

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