Más estado de alarma

El gobierno dijo desde el primer momento que si era preciso prolongaría el estado de alarma y así será. Ayer se dio una circusntancia poco habitual: un Consejo de Ministros en el Congreso de los Diputados. Pero menos habitual, eso espero, es lo que vimos ayer en Italia. Primero en el Parlamento y más tarde en las calles de Roma. Por eso quiero empezar haciendo un breve comentario sobre lo ocurrido en aquel país ayer, un día trascendental para el futuro político de Silvio Berlusconi, primer ministro que se encontraba en apuros por dos mociones de censura que se habían presentado contra él. Los escándalos salpican una y otra vez al primer ministro italiano. Escándalos de todo tipo: personales y también políticos. Su crédito parece agotarse pero ayer logró salvar las dos mociones en su contra.
Berlusconi es un personaje peculiar que no tiene una imagen especialmente buena, pero parece que se lo ha ganado a pulso. Sus roces con la Justicia y sus múltiples escándalos personales, así como sus declaraciones casi siempre salidas de tono hacen de él un político extraño, populista y demagogo. Pero el hecho es que los italianos volvieron a confiar en él para gobernar su país. No se sabe muy bien por qué, pero este señor tiene su público y es, o era al menos, bastante numeroso. Desde fuera de Italia vemos a Berlusconi como una estridencia, como un obstáculo a la prosperidad de Italia y a su imagen exterior. Parece que dentro de Italia también hay mucha gente descontenta con su primer ministro. Los actos de ayer son inaceptables. Empezaron los diputados llegando incluso a las manos en la sesión en que se debatían las mociones de censura, y continuaron algunos ciudadanos que quemaron coches y provocaron destrozos en la capital italiana. Hay un clima de descontento creciente en Italia, eso es lo que se intuye de las imágenes. Descontento y crispación, mucha crispación.
Por ir acabando con el asunto italiano, quizás la escasa diferencia con la que Berlusconi logró continuar en su cargo (tan sólo tres votos) puede hacer que su gobierno de debilite y que su acción política se vea duramente atacada. Es decir, no tiene ya como antes carta blanca para hacer lo que quisiera. Perdió el apoyo de uno de sus principales socios y los diputados que se oponen a las políticas de Berlusconi crecen al mismo ritmo que decrecen los que las apoyan. Es por ello que habrá que estar muy pendientes de cómo se desarrollan los acontecimientos en este país ya que es indudable que al primer ministro se le va a hacer muy cuesta arriba los próximos meses de mandato. ¿Elecciones anticipadas? Esta posibilidad se da por descartada y más bien parece que el primer ministro busca premiar a los diputados que le han permitido mantenerse en el cargo y de paso obtener algo de estabilidad gubernamental. Veremos qué sucede pero parece que Italia está revuelta y algo dividida en torno a la figura más polémica que se recuerde en muchos años: Silvio Berlusconi. Es en todo caso muy deseable que los opositores al primer ministro no provoquen revueltas como las de ayer en Roma. Hay otras formas de protestar que porovando esos desperefectos.
Me centro ya en el estado de alarma que ayer el gobierno decidió prorrogar hasta el quince de enero. Más bien el gobierno propondrá al Congreso que se alargue el estado de alarma ya que la última palabra, tal y como establece la Constitución, es del Congreso de los Diputados. Será el Congreso el que tenga que aprobar esta medida, y todo parece indicar que el gobierno contará con los apoyos necesarios para poder sacar adelante esta prórroga del estado de alarma ya que PNV, CiU y CC ya han dicho que sí van a apoyar esta medida. El PP no tiene claro qué hará, o si lo tiene claro no lo dice, y la coalición Izquierda Unida, que ha sido desde el primer momento quien con más fuerza se ha opuesto a esta medida estará, como es obvio, en contra de que se alargue el estado de alarma. Del resto de partidos aún no sabemos cuál es la postura, pero con los apoyos de los nacionalistas vascos, catalanes y canarios será suficiente para que el estado de alarma se prolongue hasta el quince de enero.
Se pueden hacer varias consideraciones. La primera es la mas obvia de todas: el gobienro no se fía de los controladores. No me extraña. Después de lo que hicieron existe un lógico temor a que vuelvan a intentar paralizar el espacio aéreo español como el 4 de diciembre. Por ahí se puede justificar esta decisión del gobierno. Pero si al estado de alarma inicial de quince días pocos se opusieron, me da que a esta prolongación sí se va a oponer más gente. Como medida excepcional que es todos entendimos que se llevara a cabo ante una situación igualmente excepcional. Pero estar más de un mes con el estado de alarma es otra cosa. Los partidos de la oposición tendrán esta vez relativamente fácil atacar al gobierno, pues no ha sabido controlar la situación en estos quince días de estado de alarma. Además, aplicar una medida excecpcional a un período de tiempo tan largo debe tener mayor justificación. Y es por eso que creo que esta vez el gobierno tendrá que dar más explicaciones en el Congreso. Cuando se decretó el estado de alarma era lógico que el gobierno hiciera todo lo posible para acabar con el colapso y con el caos. Pero alargar el estado de alarma si que haya nuevos problemas puede ser más claramente criticado.
IU ha sido el partido que con más fuerza se ha opuesto al estado de alarma. No ya a que se prolongue, sino a que se decretara en un primer momento. Esta formación consideraba que no se ajusta a la ley esta medida y no aprueba que se aplique esta medida. Este partido votará en contra de que prorrogue el estado de alarma. Me fijo en él porque es de los pocos partidos que se ha mostrado contrario a esta medida. Quizás también UPyD se enfrentó al gobierno por ella. Gaspar Llamazares debe de tener una especial repulsión por todo lo que suene a militar, pero esta apreciación no evita que, esta vez con su oposición a la prórroga, se vea más sensata su posición. Porque se sienta un precedente y porque se aplica una medida que, por definición debe ser excepcional y nunca permanente, a un caso en el que no parece que nada haya cambiado. Eso sí, si el gobienro tiene temor de que los controladores vuelvan a intentarlo. ¿es justificado alargar el estado de alarma? Yo no tengo la respuesta, sólo digo que esta vez es más discutible que cuando, llevado por las circunstancias tan graves que de dieron en el puente, se tuvo que recurrir al estado de alarma.
Sobre el PP, ayer ya afirmó que esta prórroga es muestra de la infecicacia del gobierno. Entre PP y PSOE sigue la batalla continua. Rubalcaba dijo hace unos días que si el PP gobernara los controladores trabajarían menos y cobrarían más, y como respuesta Esteban González Pons dijo que la Operación Galgo era una cortina de humo para tapar las pobres explicaciones del presidente Zapatero en el Congreso sobre los controladores. De todos los temas estos políticos sacan una baza para criticar al rival. El PP apoyó el estado de alarma de aquella manera y ahora parece que no estará a favor de la prórroga. La abstención es la postura más probable según parece. El principal partido de la oposición puede, en efecto, criticar al gobierno por no haber sabido controlar esta crisis en los quince días del estado de alarma. Aún así, tal y como están las cosas, quizás no le quedaba otra al gobierno que prorrogar esta situación hasta después de Reyes. Por lo tanto habrá más días de estado de alarma.

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