Inolvidable

Ayer subí a la Bola del Mundo para vivir la etapa decisiva de la Vuelta Ciclista a España y disfruté como un niño la mañana del seis de enero. Por ello hoy hablaré de este épico y extraordinario deporte desde otro punto de vista, casi desde dentro, desde muy cerca de todo lo que pasó ayer en la etapa inolvidable de ayer en la que Mosquera se llevó el triunfo parcial, pero en la que no pudo arrebatarle el maillot de líder a Vincenzo Nibali, digno vencedor de la carrera que hoy tendrá su homenaje en las calles de Madrid.
El día comenzó muy pronto para los que subimos a Navacerrada primero, y a la Bola del Mundo después, pero valió al pena. Fue una experiencia formidable, desde luego que es la mejor de todas las que he vivido relacionada con el deporte. Y encima del deporte que más me gusta, del que más admiro, el ciclismo que ayer demostró su grandeza, mostró sus poderes y la gran afición que tiene en todo el país, ya que ayer no solo había ciudadanos de Madrid. La capital de España fue ayer la capital de la esperanza de toda Galicia. Multitud de banderas de esta Comunidad llenaron ayer las cimas de Madrid.
Lo de ayer no fue ni un día de sierra, ni un día de ciclismo, para mi fue una mezcla excelente de las dos cosas. Por un lado pude disfrutar del espectáculo del deporte en estado puro, y por otro lo hice en un escenario sin igual. Entre dos provincias para gozar con la naturaleza y el ciclismo. Fue un día maravilloso, de esos que se quedan grabados en la retina para siempre. Yo podré contar a mis nietos que estuve allí cuando la Vuelta llegó por primera vez a la Bola del Mundo. Ya podré decir que entiendo algo mejor la agonía por la que pasan los ciclistas. Ya seré algo más consciente de la dureza extrema de este deporte. Ya podré dar más argumentos de por qué este deporte es el más grande de todos cuantos he presenciado en mi vida. Ya podré amar más al ciclismo.
Y es que si algo puedo decir de lo que viví ayer es que fue una gran fiesta en torno al ciclismo. Aficionados de uno u otro corredor, pero aficionados por encima de todo al deporte de la bicicleta. Cicloturistas valientes que subieron a la Bola del Mundo como buenamente pudieron, y simples espectadores como yo que hicimos lo propio a pie. Doy fe de que en ocasiones cuesta subir la Bola del Mundo andando, y hasta en coche. Ayer desde Navacerrada pude ver como los coches que subían a la meta lo hacían a duras penas por las rampas de la Bola del Mundo, este gran descubrimento que despertó una expectación pocas veces vista en un final de la Vuelta Ciclista a España.
El estado del firme, que no está asfaltado y en el que solo hicieron un par de arreglos, aportó todavía más dureza y grandeza a lo que hicieron ayer los ciclistas. Desde Mosquera hasta el último corredor de la grupeta merecían ayer nuestro aplauso y nuestro ánimo, desde luego que lo tuvieron. También nuestro agradecimiento, ya que creo que debemos dar las gracias a la organización de la carrera por tener la brillante idea de subir hasta la Bola del Mundo, a los corredores por hacerlo como lo hicieron, y también a la Comunidad de Madrid que ha ayudado a que el sueño de ver la Vuelta en esta cima se hiciera posible. Al César, lo que es del César.
Lo de ayer fue glorioso, una experiencia maravillosa, formidable, excepcional, excelente, prodigiosa y, esperemos que no, irrepetible. Hay que volver a la Bola. Aunque estoy seguro que los ciclistas no estarán de acuerdo con esta idea, finales como el de hacer son los que más atraen a la afición y los que hacen que los telediarios incluyan información sobre el ciclismo, y que lo hagan por fin sobre asuntos meramente deportivos y no por otras cuestiones que, por aportar morobo y carnaza, tanto gusta a ciertos medios de comunicación. Esto, señores y señoras, es el ciclismo. Lo que vivimos ayer quienes subimos a la cima de la Bola del Mudno y quienes lo siguieron por la televisión. Esto y no más es el ciclismo, lo demás es la perversión que podemos encontrar en todos los ámbitos de la vida.
Un canto al ciclismo, a un ciclismo que está muy vivo y eso que algunos hace poco tiempo lo daban por muerto, eso es lo que fue la etapa de ayer. Pocas veces recordará la Vuelta tal gentío de público en la carretera para seguir una etapa memorable. La asistencia masiva de personas a la meta de ayer es la mejor noticia de todas cuantas podían darse en esta Vuelta Ciclista a España. La afición por este deporte se mantiene intacta por mucho que, desde dentro y desde fuera, se haya intoxicado el más épico y sufrido de los deportes.
Primero pude presenciar la primera subida al puerto de Navacerrada, allí vi a los corredores prefectamente pues estaban en pleno esfuerzo en al ascensión. Más tarde, todos a la Bola del Mundo para presenciar la esperada llegada inédita a esta cima. Tres kilómetros de exigiente subida. Yo me quedé a dos de metas y desde allí seguí a los ciclistas. Animamos todos a Mosquera que por allí iba aventajando a un Nibali que no se cebó en ningún momento y que acabó por cazar a Ezequiel cerca de meta. Eso lo escuche en la radio con la voz de Javier Ares contando magistralmente lo que acontecía.
Mosquera ha hecho una Vuelta Ciclista a España maravillosa. Nos ha hecho soñar y ha demostrado que desde la humildad se puede llegar llegar muy lejos. Su humilde equipo, el Xacobeo Galicia, ha destacado en la ronda española desde que debutó hace cinco años y ahora ha estado a punto de dar la campanada. Pero tanto Mosquera como Álvaro Pino, su director, y todo el equipo, deben estar contentos pues no se está cerca de ganar una Vuelta todos los días. Será segundo en el podio final de Madrid. Cuántos grandes equipos no podrán decir lo mismo. Ahora Mosquera se marcha a un equipo extranjero y, en un principio, Pino se retira. El Xacobeo seguirá según parece. Mucha suerte a todos en el futuro.
La otra batalla, la de la tercera plaza del podio, tampoco cayó del lado español ya que Peter Velits, gracias a la crono que hizo y a mantenerse bien en la montaña, será tercero. Detrás queda un Joaquim Rodríguez al que también hemos de darle las gracias por todo lo que nos ha hehco disfrutar en esta Vuelta. Y no podemos olvidar a Igor Antón quien era el más fuerte de la carrera cuando una inoportuna caída le dejo fuera de la Vuelta. Volverá más fuerte y está claro que tiene una Vuelta en las piernas.
Termino ya con la satisfacción de haber disfrutado mucho con el ciclismo en el día de ayer. De ver cómo este deporte sigue moviendo a gran número de personas tras de ser, de certificar que la Vuelta Ciclista a España está haciendo las cosas bien y está acortando distancias con las otras dos grandes vueltas de tres semanas. Termino con una frase que ayer pensaba una y otra vez en la Bola del Mundo. ¡Viva el ciclismo!

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