La opinión de David

El colaborador de Revista de Actualidad nos da su punto de vista sobre las elecciones norteamericanas:
Quedan apenas unas horas para que el destino de la humanidad cambie de manera irreversible. Esta sería una forma correcta y verdadera de empezar mi artículo, lo sería por que en cierto modo todo cambiará el 4 de noviembre cuando los estadounidenses decidan dar su voto a McCain u Obama. Todo y nada cambiará a la vez. Todo por que las políticas Bush han sido un estrepitoso e histórico fracaso, nunca un presidente americano había tenido tan triste final. La política americana cambiará sí o sí, y sea quién sea el elegido, eso sí con serios matices.
Obama es frescura, alegría, esperanza, aires de cambio, modernidad, ilusión, confianza y racionalidad. El afroamericano es un hombre que se presenta a su país como uno más, alejado de tópicos americanos, de ancestrales métodos políticos y de ese olor a rancio y distante al que huele todo lo que lleva barras y estrellas. Es el Kennedy de este siglo, sin embargo tiene una importante tara: el color de su piel. Una tara que parece desvanecerse ante la ilusión que genera su mensaje de futuro.
McCain por su parte es más de lo mismo, más de lo que hemos visto día y noche en EEUU, un político de historias falsas, un mito militar con serias lagunas en su expediente, un hombre de patria, un político de raza y un republicano convencido. Palin le ayudo en un principio y sin embargo ahora es uno de tantos lastres en su desvanecida candidatura. ¿Quién puede ayudar a McCain? Bush huele a cadáver de enciclopedia, Colin Powell ha decidido dar un golpetazo tremendo en la mesa republicana y ya no quedan fontaneros que sacar de la calle. McCain huele a la América profunda, a esa gente extrema que decide actuar sin pensar y que tiene la única satisfacción de creerse por encima del resto y aún peor con el derecho a pisotear cuanto se ponga por medio.
Gane quién gane el bacalao se va a seguir partiendo en el mismo sitio, en grandes despachos a oscuras. El dinero seguirá dirigiendo los designios de todos, de Obama, de McCain y por supuesto de nosotros. Los estadounidenses solo van a elegir a la cabeza visible de un sistema que parece ser va a cambiar en breve, exactamente el día 15. Un sistema que se va a cambiar desde dentro, osease lavado de fachada e investigar como se puede seguir sacando partido del pueblo.
El mundo se parará, esperando el resultado electoral, todos miremos con ilusión el futuro del mundo, pero todos sabremos que nada cambiará, que todo seguirá igual y eso sí que se está ante una ocasión de hacer historia viendo por primera vez a un negro sentado en el despacho Oval de la Casa Blanca, toda una revolución, toda una cita con la historia, probablemente la culminación del sueño de Luther King, una batalla gigante ganada contra el racismo y por supuesto una ocasión para demostrar de verdad que el siglo XXI ya ha comenzado.

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