Expediente Netanyahu


Para entender el conflicto palestino-israelí en toda su complejidad es necesario conocer sus antecedentes históricos, culturales, territoriales, sociales y geopolíticos. Por supuesto; es fundamental, pero no conviene tampoco obviar el factor humano de los líderes que toman las decisiones. Porque influye, y mucho, quién está al frente del gobierno en un momento de crisis, cuál es su situación y qué intereses propios está dispuesto a defender. Así lo expone en toda su crudeza Expediente Netanyahu, un impactante documental dirigido por Alexis Bloom que se estrenó en el Festival de Toronto y ha sido censurado en Israel, y que ahora puede verse en Filmin

Por supuesto, la realidad en Israel y Palestina es compleja desde hace décadas. Desde luego, no se puede señalar a una única persona, en este caso, el primer ministro israelí, como responsable de la catástrofe humanitaria que desde octubre de 2023 sucede en Gaza. Pero, naturalmente, el factor humano influye y es legítimo preguntarse hasta qué punto la delicada situación judicial de Benjamin Netanyahu, asediado por distintos escándalos de corrupción y muy criticado por la sociedad civil israelí por su antidemocrática reforma judicial, ha influido en su política dura contra Palestina en respuesta a la espantosa masacre terrorista de Hamas el 7 de octubre de 2023.  

El documental incluye imágenes inéditas de las declaraciones ante la policía de Netanyahu y de su entorno, pero su interés trasciende con mucho ese componente morboso. Dicen mucha de él y la gente que lo rodea sus maneras a la hora de responder a las preguntas de la policía, pero el documental se completa con muchas imágenes de archivo y con entrevistas a expertos en la política israelí. Es demoledor el retrato que se hace de Netanyahu y de su evolución personal, muy marcada por la muerte de su hermano militar en una operación de rescate de rehenes. Se muestran los inicios de Netanyahu como corresponsal de Israel en las Naciones Unidas, cuando se labró un perfil de combativo adalid de la lucha contra el terrorismo, lo que le permitió dar el salto a la política nacional. 

Los asuntos de corrupción que están siendo juzgados tienen una pinta espantosa, un tufo horrible y también bastante chusco. Se habla de regalos de millonarios que, a cambio, reciben un trato de favor, por ejemplo, en la aprobación de leyes fiscales que los benefician. Él dice que tiene muchos amigos y es normal que le hagan regalos, aunque esos regalos sean decenas y decenas de botellas de champán del caro, que al parecer consume a diario su mujer Sara. Y Sara Netanyahu es, sin duda, otro de los personajes del documental. Se la muestra como una mujer radical, soberbia y habituada al lujo, con poder de decisión en el trabajo de su marido, que cree de verdad que ellos, los Netanyahu, están salvando a Israel y se merecen todo. No se queda atrás su hijo Yair, defensor público de posturas de extrema derecha, que insulta a todo lo que le suena a izquierdista, defiende teorías conspirativas como la del gran reemplazo y rezuma odio hacia los palestinos. 

Los Netanyahu, en fin, aparecen como una especie de familia real que se considera intocable. Por eso, no terminan de entender que la justicia investigue sus chanchullos. Están convencidos de que hay una gran conspiración de la justicia y los medios de comunicación contra ellos. Es un clásico de los gobernantes autoritarios: cualquier crítica a su gestión es fruto de esa campaña de descrédito para hundir, ni a él, por supuesto, sino al Estado de Israel en su conjunto, porque, en su delirio de líder mesiánico, confunde al país entero con su permanencia en el poder. Por eso también tilda de antisemita cualquier ataque a su criminal política con Israel o a sus devaneos con la extrema derecha. 

El documental retrata los perfiles impactantes de los socios de Netanyahu, incluidos señores que defendieron en público que el pueblo palestino no existe, que planearon ataques terroristas contra los palestinos y que justifican y alientan la violencia de los colonos. Esa clase de gente es con la que está gobernando Netanyahu. Todo con tal de mantenerse en el poder para intentar frenar las investigaciones judiciales contra él. Pone en riesgo el propio sistema democrático israelí, porque su prioridad absoluta no es ni la paz con Palestina, ni el bienestar o la seguridad de los israelíes ni la vida de los secuestrados por Hamas. Por lo que se muestra con crudeza en el documental, la prioridad absoluta de Netanyahu es y fue siempre su permanencia en el poder para evitar ir a la cárcel

Antes del espantoso ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre de 2023, ese año estuvo marcado en Israel por las masivas e históricas manifestaciones de la sociedad civil contra la descarada reforma judicial que el gobierno de Netanyahu buscó aprobar para maniatar al Tribual Supremo que lo estaba investigando. Fueron manifestaciones multitudinarias durante meses, una movilización a la altura de la gravedad de la amenaza a la democracia israelí que suponen los planes del primer ministro cercado por la corrupción. Es una situación que aparenta ser insostenible para Netanyahu. Y, de pronto, llegó el vil ataque de Hamas, que supuso un fracaso evidente del gobierno de Netanyahu y sus servicios de inteligencia, y que desde el minuto uno, desgraciadamente, el primer ministro israelí vio como una oportunidad de aferrarse en el poder como líder fuerte del país en tiempos de guerra

Netanyahu pasa de ser un político atacado por su propio pueblo y cuestionado por sus corruptelas y sus querencias autoritarias a ser el líder que lidera al país en una guerra. Por si fuera poco, cuenta además con fuerzas extremistas en el gobierno, cuyo escenario ideal es la guerra continua. Resultado: más de 45.000 palestinos asesinados en Gaza, casas y hospitales destruidos, vidas rotas y la mayor catástrofe humanitaria en décadas. Una masacre con evidentes tintes de genocidio y que la comunidad internacional no ha sabido o no ha podido detener durante mas de 15 meses, hasta el frágil alto el fuego que entró en vigor el 19 de enero. Nadie mínimamente serio e informado puede negar la extraordinaria complejidad del conflicto palestino-israelí, pero si algo deja claro Expediente Netanyahu es que la obsesión del primer ministro israelí por mantenerse en el poder a toda costa para no ir a la cárcel es un factor relevante que se debe tener en cuenta a la hora de analizar lo que está ocurriendo en esa parte del mundo. Tan patético, deshonesto, irresponsable e indecente como suena: un político cercado por la corrupción que busca tapar con bombas los escándalos de su enriquecimiento personal. 

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