Por qué volvías cada verano

 

El principal objetivo de una editorial es servir de prescritora para la comunidad lectora. Que tengamos una disposición inicial favorable a acercarnos a cualquiera de las obras que la editorial publica, porque confiamos en su criterio, que nunca nos ha fallado. Sin duda, es lo que nos sucede a muchos con la editorial las afueras. Recomendaría sin duda cualquiera de los libros de este sello que he leído. Por eso, la parada en Sant Jordi en Barcelona o la caseta en la Feria del Libro de Madrid de la editorial las afueras es desde hace unos años visita obligada. En la fiesta del libro y la rosa de Barcelona tardé en decidirme qué libros comprar y cuáles dejar para más adelante. Al final, entre otros, opté por Por qué volvías cada verano, de Belén López Peiró, editado en España por las afueras. Nuevo acierto de la editorial. Es un libro demoledor. 

La autora relata los abusos continuados que sufrió por parte de un familiar que trabajaba en la policía argentina. Un verano tras otro, lo que deberían haber sido unas vacaciones en familia, en casa de una tía, se convertían en un infierno de miedo y acoso. Es un hecho real muy doloroso e impactante, que además la autora cuenta con una estructura narrativa muy literaria, con una gran variedad de voces. 

A lo largo de la obra hay distintos narradores: la propia víctima en primera persona, gente de su entorno que la culpa o la riñe, personas que le echan en cara que volviera cada verano a casa de sus familiares o que tardara tanto en denunciar. También algunas personas que se sienten culpables por lo ocurrido. Y escritos judiciales, con su lenguaje frío y aséptico. En conjunto, el estilo es crudo y directo. Se alternan las voces para componer un relato fragmentado y muy completo del mecanismo de la cultura de la violación, de la ley del silencio, de la situación de vulnerabilidad en la que queda la víctima, de la presión ambiental para acallar lo ocurrido. 

Una vez más, esta obra demuestra que un relato autobiográfico puede ser literatura de primer nivel y que, desde una historia íntima y personal, se puede levantar un relato que describe a la perfección un sistema y una sociedad entera. Porque este libro notable es el libro en el que la autora cuenta su historia, pero es mucho más que eso, trasciende esa historia concreta. 

El libro, de poco más de 100 páginas, es muy duro y, gracias a esa estructura narrativa, aporta distintas perspectivas y se acerca a muchos aspectos importantes en casos así. Por ejemplo, el impacto tremendo en las relaciones futuras de la mujer después de haber sufrido los abusos. O los debates sobre el término “víctima” y la necesidad de pasar página y no ser definida por lo que le hizo el agresor, pero también de que se conozca la verdad y se haga justicia

Tal vez lo más terrible de todo lo que cuenta el libro, y hay muchas cosas terribles (el silencio o la cobardía del entorno, los miedos que quedan, la falta de sensibilidad y de preparación del sistema…), sea ver cómo la autora cuenta el impacto duradero y terrible de lo ocurrido en su vida pasados los años. Este pasaje es horrible: “Cada vez que creo que se termina, que de una vez dije todo lo que tenía para decir, de una u otra forma revive. Revive en cada voz que se parece a la de él, en cada foto de mi infancia, los recuerdos con mi familia, el pueblo en el que di mis primeros pasos. Revive cada vez que subo a una bici o me hamaco en una plaza, cuando llega el verano y extraño las vitinas de mi tía. Pero también revive en pesadillas, en rasguños de mi cuerpo, incluso en el dolor de aquellas a quienes escucho y comparten el mismo vacío”.

Por qué volvías cada verano es un libro duro que refleja cómo pocos la lacra de la violencia machista y los abusos. Un libro excepcional. Duro, pero muy, muy recomendable. 

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