Shayda


Estremece e impacta Shayda, la película de Noora Niasari recientemente estrenada en cines, sin necesidad de conocer que se trata de la historia real de la directora. Porque es una historia terrible y, a la vez, luminosa, triste pero vitalista, de miedo y de esperanza a la par, sobre una mujer (la madre de la directora) que busca dejar atrás a un marido maltratador, que sufre mientras intenta hacerle la vida agradable y feliz a su hija. Impresiona, desde luego, que la directora de ascendencia iraní y residente en Australia cuente su propia historia, esa infancia en la que tuvo que crecer y perder la inocencia de golpe, en una película arrebatadora, sensible y muy emotiva. Una gran película. 

Da vida a la protagonista de la película Zar Amir-Ebrahimi, quien cautivó con su portentosa interpretación en Holy Spider, también basada en hechos reales y cuya propia historia real estremece igualmente, porque habla del espantoso machismo que condiciona la vida de las mujeres iraníes. La actriz vuelve aquí a hacer una interpretación soberbia, dando vida a Shayda y mostrando bien esa mezcla entre el temor y la esperanza, sus ansias de vivir en libertad y empezar una nueva vida, el cuidado de su hija, las ganas de mirar hacia adelante

Shayda es una mujer iraní que vive en Australia y vive en un refugio para mujeres maltratadas. Allí convive con mujeres y niños de todas las procedencias que escapan de la violencia machista, esa que algunos indeseables dicen que no existe. Impresiona el modo en el que se cuenta la convivencia de estas mujeres dañadas que quieren emprender una nueva vida, que están amenazas por quienes fueron sus parejas y padres de sus hijos, que no pueden ni siquiera revelar el lugar donde se encuentra el refugio. Cada una con sus ilusiones, temores y esperanzas a cuestas. Todas con sus preocupaciones, pero también con un ansia irrefrenable por aferrarse a la vida y salir adelante. Y muchas de ellas, con sus hijos menores, ante los que deben fingir que todo va bien, que esa situación es normal, que ese refugio es un hogar. 

La historia es dura y hay varias escenas de bailes o de lectura de poemas persas que son un respiro para la protagonista y también para los espectadores. Simboliza la música y la poesía la esperanza en el futuro, otra suerte de refugio, éste espiritual, ante una situación tan dolorosa. Shayda sabe que tiene las de perder en el proceso judicial con su marido y que será muy difícil que pueda divorciarse de él y seguir con la custodia de su hija. Lo tiene todo en contra, todo condicionado por esa presión ambiental que oprime a las mujeres. Son muy reveladoras las llamadas con su madre, que vive en Irán, y que la anima constantemente a perdonar a su marido y volver con él. También las interacciones de Shayda con el resto de la comunidad iraní que vive en Australia. Ella viste a la moda occidental, quiere vivir lejos de las restricciones a las que se condena a las mujeres, lo que provoca miradas de desdén. 

Shayda sabe y sufre en primera persona el machismo atroz de su país, pero lógicamente a la vez lo extraña. Echa de menos sus tradiciones, su lengua, su cultura. Por eso sigue manteniéndolas, por eso las conserva para su hija, le hace recordar las fiestas, cocina los platos tradiciones. Es muy hermosa esa dualidad en su relación con Irán: sabe que allí nada es perfecto, que la posición de la mujer es secundaria, pero celebra y recuerda con nostalgia las costumbres y la cultura que forman parte de su educación sentimental, que están instaladas muy profundas en ella. 

La sensibilidad con la que está contada la historia, el ritmo pausado y tierno, la relación con su hija,  para la que alimenta en todo momento la esperanza y una simulación de normalidad, y el tono del filme hacen de Shayda una película dura, porque lo es, pero también luminosa. En los créditos finales, que siempre hay que ver, más aún en esta película, la directora dedica el filme a su madre y a todas las mujeres valientes de Irán. Para eso también está el cine, para contar historias como ésta, que siguen ocurriendo en nuestros días en muchas partes del mundo. 

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