Noche de San Juan en A Coruña


A Coruña se ha ganado en muy pocos años un lugar destacado en mi geografía sentimental. No necesita la ciudad gallega ninguna fiesta o evento especial para cautivar, tiene mil y un motivos para sentirse aquí en casa. Aquí se come genial, hay muchos museos atractivos, carriles bici, paisajes preciosos, calles coquetas y limpias, todos sus planes disponibles, los paseos oníricos frente a la Torre de Hércules, la historia concentrada en el Castillo de San Antón, la animación de la Marina, la categoría de refugio climático en verano de esta hermosa ciudad que rara vez supera los 30 grados, esos días mitad nublados mitad soleados que tienen un encanto especial, una calma y una serenidad que baja el ritmo y que, viniendo de una ciudad grande, se aprecia especialmente. Y tantas y tantas razones más para amar la ciudad herculina. 

A Coruña, en fin, es increíble. Es una ciudad que lo tiene todo y a la que siempre deseo volver antes incluso de irme. Si encima uno tiene el privilegio de poder disfrutar de la noche de San Juan en A Coruña, para qué queremos más. Vaya fiesta, qué maravillosa energía en todas partes, cuánta alegría compartida. La Noite meiga saca a toda la ciudad y a miles de visitantes a la calle y, sobre todo, a las playas, para darle la bienvenida al verano, ahuyentar las malas energías, saltar las hogueras y, en definitiva, celebrar la vida. 

Anoche mientras veía el increíble ambiente alrededor me sentía inmensamente afortunado por poder vivir algo así por primera vez y pensaba también que de eso va un poco la vida. De seguir sorprendiéndose y disfrutando. También pensaba que los seres humanos estamos compuestos de historias, de relatos compartidos. Cuando alguien que cuenta que una fiesta, un día especial, un evento deportivo o lo que sea que a cada cual le emocione es algo único y que despierta sentimientos que no se pueden explicar con palabras, solemos mirarlo con escepticismo y displicencia. No entendemos qué es eso tan diferente, tan especial. Y es exactamente eso, el relato compartido, las historias que quienes lo viven apasionadamente se cuentan y nos cuentan. Esos relatos a los que, con suerte, alguien ajeno a esa tradición puede asomarse y dejarse sorprender por ellos. La noche de San Juan está llena de historias y en Galicia, tierra de meigas, aún más. Y en A Coruña, que debe su nombre a una legendaria historia de Hércules, por supuesto, también

La de San Juan en Galicia, San Xoán, es una historia extraordinariamente atractiva, una novela que se va escribiendo cada año: el fuego purificador, los saltos (siempre impares) sobre las hogueras para ahuyentar lo malo, las comidas en grupo con familia y amigos, la actitud jubilosa y celebratoria en todas partes. Ya desde el día anterior, el 22, se percibe un ambiente diferente en la ciudad. Desde primera hora de la mañana, grupos de jóvenes acampan en las playas para guardar sitio. Es decir, se disponen a pasar todo el día y toda la noche previa a la noche de San Juan en los arenales. 

Por las calles, mucha gente pasea con ramos de flores. En la preciosa librería Moito Conto, hablando de relatos, nos confirman que es una tradición: el ramo de San Juan debe ponerse en agua por la noche y, después, lavarse la cara con esa misma agua. Por cierto, más parece cosa de magia la belleza de esa librería, la diversidad de las obras que ofrece, su buen gusto y el exquisito trato de sus libreras. 

También es precioso ver en las calles sardiñadas y churrascadas. El ayuntamiento permite a los vecinos situar parrillas en cualquier parte de la ciudad, los bares abren sus garras a la calle, todo está dispuesto para la gran verbena, la fiesta de la noche más especial del año en la ciudad. También aguarda en la playa de Riazor la falla que arderá este año, dedicada a los equipos masculino y femenino del Depor, al equipo coruñés de baloncesto y a Luísa Villalta, a quien este año se ha dedicado el día de las Letras Galegas. 

Leí en un medio coruñés una historia curiosa de un peruano que empezó a vivir en la ciudad en primavera del año pasado. No conocía la tradición de San Juan y, cuando esa noche salió de trabajar, quedó impactado por la tremenda humareda en toda la ciudad. Alarmado, llamó a los bomberos para avisar de un incendio. Le explicaron cuál era la razón. Este año ya sí, contaba, viviría la fiesta a tope. Como tantos otros coruñeses de adopción procedentes de países como Perú, Argentina o Colombia, por cierto, que dan colorido y ritmos latinos en Riazor. Esa humareda, desde luego, impresiona. Procede de todas esas hogueras de la playa con el fuego que purifica y ahuyenta los males según esta muy pagana tradición que, como tantas otras tradiciones paganas, fue adoptada por la Iglesia católica. Hoy rinde homenaje a San Juan, que fue patrón de A Coruña, pero a la vez hace mención constante a leyendas, supersticiones y tradiciones paganas. 

Los fuegos artificiales, a las doce en punto, dan la bienvenida al día de San Juan, abriendo la conocida como noche más corta del año, aunque realmente no lo es, porque el solsticio de verano es el 21, pero qué más da. De nuevo, lo importante son las historias, los relatos. Y se construyen unos cuantos esta noche. Arde la falla, con una llamarada desaforada, y comienza poco después frente a Riazor el concierto de Miel Erentxun, que suena realmente bien. En una de sus canciones canta que “ha dejado de llover en la ciudad” y, en efecto, el tiempo acompaña durante toda la noche y también hoy, el día de San Juan, el de las “meigas fora”, la resaca y las leyendas, que ha lucido radiante en A Coruña. Otra bella historia en esta maravillosa ciudad que ayer hizo arder todo lo mal, que falta nos hace. ¿Superstición? ¿Leyenda? Pues claro, pero mal no nos van a venir. Ya saben eso de que hay gente que no es supersticiosa sólo porque cree que eso da mala suerte. ¡Feliz San Juan!


 

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