Isabel

La semana pasada La 1 de TVE emitió el último capítulo de Isabel, la serie que durante tres temporadas ha recreado la vida de Isabel la Católica. El proyecto ha contado con una muy buena aceptación por parte de la audiencia y ha sido una demostración de la clase de obras audiovisuales que se esperan de una televisión pública. Una serie de calidad sobre personajes históricos cuyas vidas se recrean con rigor y en la que se logra hacer interesante lo importante. Porque ante todo Isabel ha sido una espléndida serie en la que el espectador disfrutaba cada semana con traiciones, engaños, conquistas, enfrentamientos, batallas, duelos dialécticos... Una serie de Historia, con mayúscula, contada a través de las historias, con minúscula, de los personajes con los que la España que hoy conocemos empezó a construirse. 

Me fascina la Historia. Siempre fue una de mis asignaturas preferidas en la escuela. Creo que nada hay más sugerente para un estudiante que conocer nuestro pasado, porque la Historia bien narrada es en realidad una novela prodigiosa, sólo que en verdad ha ocurrido. Una película sensacional en la que ocurren sucesos increíbles. He tenido la inmensa suerte de poder disfrutar de buenos profesores de Historia que han sabido transmitir con pasión sus conocimientos y atraer la atención sobre lo que cuentan. Creo que para los estudiantes la Historia, y en realidad todos los conocimientos, deben ser un juego, algo que les resulte atractivo. Qué hay más atractivo que enfrentamientos entre aspirantes a reinar Castilla, guerras, el descubrimiento de América, intrigas en la corte... Isabel ha conseguido lo que no siempre se logra en la escuela, despertar en una generación el interés por la Historia. Esta asignatura no significará a partir de ahora en la mente de muchos niños deberes aburridos ni grandes textos que se deban estudiar de memoria. Será como Isabel, fascinantes vidas de reyes y soldados, de sacerdotes intrigantes, de duelos, de batallas... Tendrá el atractivo de una historia de ficción, sólo que lo que cuenta fue real. El valor didáctico de la serie, sin duda, es uno de los aspectos troncales que hacen de Isabel un proyecto brillante y necesario. La Historia será lo que en realidad es pero no siempre se logra transmitir. una novela sin fin, algo apasionante. 

La Historia de España está llena de vidas y personajes cautivadores que, sin duda, dan juego sin necesidad de añadir el menor adorno a una serie televisiva. La televisión pública debe fomentar esta clase de proyectos. A pesar de todo, pese a tanta manipulación informativa y tantos errores cometidos a lo largo de los años por los distintos gobiernos que han considerado a TVE como coto privado, la cadena pública sigue ofreciendo productos de calidad, sigue haciendo a veces lo que se espera de ella. Sólo a veces, lamentablemente. Menos de las debidas. Y, sin duda, uno de los aspectos donde la televisión pública cumple con su función es en el apoyo a la cultura audiovisual española. TVE participa en el rodaje de muchas películas españolas y además ofrece series de calidad que contribuyen a demostrar que los complejos de la producción española deben quedar atrás, porque en nada tiene que envidiar Isabel de series históricas de otros países que hayamos podido ver

Tuvo misterio el futuro de la serie, incluso antes de empezar a rodarse. Cuando el PP llegó a poder dejó en el congelador todas las series ya rodadas. El equipo de Isabel, cansado de la espera, llegó a desmantelar los platós. La serie, ideada desde el comienzo para tener tres temporadas, quedaría reducida a la primera. La cordura y el sentido común, que suele ser el menos común de los sentidos, terminaron imponiéndose y el rodaje de la serie pudo continuar. Vista la excelente acogida a Isabel, TVE seguirá apostando por la ficción histórica y grabará en los próximos meses una serie sobre Carlos I de España y V de Alemania, hijo de Juana la Loca, nieto de los Reyes Católicos  y gran emperador al que en la serie Isabel vemos de niño. Ya se sabe que Álvaro Cervantes dará vida al emperador y que la cadena pública está decidida a sacar adelante el proyecto.  La realidad, dicen, supera la ficción, y nuestra Historia así lo atestigua, así que es una gran noticia que TVE se dedica a seguir recorriendo el camino que ha abierto Isabel

Al margen de su faceta didáctica (todos hemos aprendido algo de Historia viendo Isabel, todos hemos sentido la necesidad de bucear en Internet para saber más de las tramas que quedan inconclusas en la serie o que se tocan de pasada), hay que resaltar su gran calidad. Unos magníficos diálogos, no en castellano antiguo, pero sí con algunos giros que le daban al lenguaje empleado en la serie un estilo muy bello y teatral ("cuánto ha", "sea"..). Unas excelentes interpretaciones de las que es imposible destacar a uno solo. Maravilla Michele Jenner en el papel de Isabel, probablemente el papel de su vida hasta la fecha, y deslumbra Rodolfo Sancho dando vida al maquiavélico Fernando de Aragón, con esa mirada astuta, malvada, siempre maquinando. Pero también lo hacen otros personajes secundarios en las tres temporadas de la serie como Irene Escolar, quien da vida a Juana la Loca en la tercera temporada.

Los decorados, el modo en el que están contado los sucesos históricos (si bien da la sensación general de que a veces se dulcifican las partes malas, que las hubo en abundancia, del reinado de Isabel como la brutal Inquisición o la expulsión de los judíos) y el ritmo que se imprime a los capítulos son otros de los puntos fuertes de la serie. También  acompaña a la brillantez del proyecto la música y, por supuesto, el tono personal y sentimental que adquiere el relato, lo que sin duda siempre fascina en personajes tan importantes. Los grandes hechos de la Historia se conocen, pero no así lo que sintieron sus protagonistas. Eso nunca se sabrá y el equipo de la serie ha tenido que recrear, por ejemplo, las conversaciones entre Isabel y Fernando, mostrando a las personas que hay detrás de los reyes. Una libertad que se han tomado y que hace que el público se encariñe con los personajes, de tal forma que todos lloramos en algún momento del capítulo final en el que muerte la reina de Castilla.

 Escribo poro de televisión en el blog, pero creo que esta ocasión bien merecía una excepción. Isabel ha sido una serie formidable que contiene muchas virtudes y que bien puede significar un punto de inflexión. Demuestra la alta calidad de la ficción española, resalta que la cadena pública puede obtener muy buenos datos de audiencia apostando por productos de calidad que ahonden en la Historia de España y sirven para que pequeños y mayores mostremos más interés por episodios históricos que, para bien o para mal, marcaron la construcción de nuestro país. Ahora la historia seguirá con Carlos V. Ojalá TVE encadene la Historia de España con sucesivas series sobre distintos reinados y episodios históricos de nuestro país (¿dónde quedó la serie sobre la II República, por cierto?). Porque la Historia es en muchos casos la mejor materia prima para un buen proyecto de ficción.

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