El comodín de la campaña

Si en aquel concurso de la tele existía el comodín de la llamada para una pregunta en la que el concursante se atascara y no tuviera clara la respuesta, en la vida pública española está muy extendido el recurso del comodín de la campaña. Es decir, en cuanto surgen informaciones sobre posibles irregularidades, la primera opción casi siempre es decir que responden a una campaña de desprestigio. Es un clásico. No falla. En él se unen todo tipo de presuntos corruptos, sin distinguir entre color político o dedicación. Siempre es una salida recurrente decir que esas noticias, o incluso esas investigaciones policiales o judiciales, son una campaña oscura contra ti o tu organización. Una conspiración para acabar con vosotros. Apelando a esa malvada teoría, es incluso sencillo que los más fieles seguidores de tu organización o partido se pongan de tu lado en lugar de exigirte respuestas por un presunto comportamiento indecente. Así es es este país.

En los últimos días, hemos tenido múltiples ejemplos del comodín de la llamada. Veamos. La Comisión Europea ha decidido abrir un expediente contra siete equipos de fútbol españoles por haber recibido presuntas ayudas públicas irregulares o por estar en ventaja respecto a otros clubes al no haberse convertido en sociedades anónimas deportivas. Los motivos del expediente son distintos en cada club, pero no han faltado quienes rápidamente han salido en tromba a achacar esta investigación a una campaña de Europa contra el fútbol español. Porque nos envidian y esas cosas. Muy lamentable reacción, más o menos tanto como la del ministro español de Exteriores, García Margallo, que lo primero que dijo fue que defendería a todos los equipos porque el fútbol también es marca España. Así nos luce el pelo. 

El caso es que Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, se apuntó con pasión a la teoría conspirativa de que existe una campaña contra el fútbol español. Con esa ligereza y frescura afirmó el señor presidente del conjunto blanco que hay una campaña contra nuestro deporte porque somos la envidia de Europa. Por lo visto, al señor Pérez no se le ocurrió aclarar las dudas sobre la operación urbanística que investigará la Comisión Europea. Es mucho más sencillo decir que hay una campaña contra el fútbol, esa religión sagrada que enardece los ánimos de millones de españoles, ese signo de identidad que, como tal, está lleno de corruptelas. No podría ser de otro modo en algo que tan bien nos representa. Y, si le damos tiempo al señor Pérez, probablemente llegará a afirmar que hay una campaña contra el Madrid, como ya ha insinuado Sandro Rossel, presidente del Fútbol Club Barcelona, sobre otros dos asuntos judiciales que afectan al club blaugrana.

Esta pasada semana supimos que la Audiencia Nacional ha pedido al Barcelona el contrato de su astro brasileño Neymar, para investigar posibles irregularidades. También conocimos esta semana que el padre de Messi está siendo investigado por presuntas relaciones extrañas con redes de blanqueo de dinero. Se investiga dónde fue a parar el dinero de una gira de partidos amistosos organizados por el crack argentino. Rossel, lejos de aclarar nada, conoce muy bien a este país (Cataluña y el conjunto de España) y, al igual que Florentino, ha optado por el discurso victimista. No, ni se os ocurra pensar que vuestro club ha hecho algo mal o que vuestra estrella, como el resto de seres humanos, puede y debe ser investigado si hay indicios de irregularidad fiscal. Me huele que todo es una campaña, vino a insinuar Rossel. "Quiero pensar que es casualidad", afirmó, sobre la coincidencia de citas judiciales para el Barça, que también está en la lista de equipos expedientados por la Comisión Europea. 

He empezado por el fútbol para que no se diga que siempre criticamos sólo a la política. En este ámbito, también hay una tendencia natural a recurrir a la teoría de campañas mediáticas dirigidas contra partidos o sindicatos. Esta semana, además justo el mismo día, fueron registradas las sedes de UGT Andalucía en Sevilla y del PP nacional en Madrid. Varios dirigentes del sindicato lo tiene claro: hay una campaña para acabar con ellos, con la representación de los trabajadores. Porque otra costumbre es blindarse con nobles causas y con graves palabras para protegerse, como si el sindicalismo y las personas que lo ejercen fuera lo mismo. Como si un presunto corrupto de UGT tuviera carta blanca por representar a un sindicato, en lugar de ser todo lo contrario, que sea aún más imperdonable su actitud al aprovecharse de una función social clave como es la de la representación de los trabajadores para hacer irregularidades financieras, quién sabe con qué fin. 

El PP no ha hablado de campaña esta semana, pero antes del registro sí lo había venido a decir en una lamentable y patética carta en la que atacaba sin piedad (estamos hablando del partido que sostiene al gobierno) a la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) por la investigación que está llevando contra el partido ante la posible existencia de una caja B en la formación política. El PP ha dicho en reiteradas ocasiones que la policía está abriendo una causa general contra ellos y que se están cebando en encontrarles alguna irregularidad. Esta semana han dejado caer que el registro se debe al enfado de la Udef por sus críticas. Queda siempre muy vistoso y socorrido camuflar los presuntos delitos con la bandera de un partido, para que así tus ciegos y fanáticos seguidores (que eso abunda mucho también en nuestro país) no se lleguen a preguntar si de verdad habrá algo irregular que justifique la actuación policial y judicial, sino que defiendan que estáis siendo víctimas de una campaña atroz para acabar con vosotros y vuestras ideas

El último ejemplo que se me viene a la mente de esta semana sobre el comodín de la campaña es la defensa de la infanta Cristina, que ha dejado caer esta semana que se quiere imputar a su defendida y se le está atacando tanto precisamente por ser quien es. "No se puede imputar a nadie por lo que es, sino por lo que hace", decían. Ya. El tema es que si hay muchas personas que creen que la infanta tiene algo que esconder es porque hay indicios claros que invitan a pensar tal cosa. Pero, por si cuela, ellos se apuntan al comodín de la campaña en su contra. Y así seguimos, en medio de un concurso que hace mucho tiempo que perdió toda la gracia. 

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