Hoy no me puedo levantar

Un espectáculo total. El musical Hoy no me puedo levantar deslumbra por muchas razones. Lo tiene todo. Grandes actuaciones, música en directo, canción, baile, despliegue técnico apabullante y efectos visuales que nunca antes había visto en un teatro. El musical con las letras de Mecano cuenta la historia de dos jóvenes corrientes que deciden dejar atrás su pueblo y buscar su oportunidad en Madrid. Años 80. El Madrid de la Movida y el despertar de color tras décadas de dictadura gris. El Madrid de mi y un grupos musicales. De fiesta. De ruptura con lo anterior, de explosión de libertades. También con su lado oscuro, presente en la obra, de las drogas que causaron estragos por aquellos años. 

Todo lo bueno y lo malo de aquella época. Todo lo bueno y lo malo del viaje de dos jóvenes de provincias (interpretados de manera convincente y excepcional por parte de Daniel Diges y Adrián Lastras) que llegan a Madrid, la gran ciudad donde todo es posible y los sueños echan a volar. Como el gran musical que es, el espectáculo lo tiene todo, empezando por el buen hacer de su elenco de actores, algo que, por mucho despliegue técnico, de bailes o de canciones que haya también es necesario en este tipo de obras. Y aquí se encuentra, sin duda. Esas sólidas interpretaciones de los actores mencionados, a los que hay sumar al resto del elenco, con los televisivos Ana Polvorosa y Canco Rodríguez (populares por la serie Aida) cumpliendo con nota, y el resto del equipo. Es una historia fascinante sobre la juventud, la amistad, el amor, las ganas de triunfar, la ambición... Buen libreto de David Serrano. La historia va avanzando y en ella se integran de manera natural las canciones de Mecano, cuántas y qué diversas. Vemos cómo uno de los protagonistas va cayendo en la trampa de las drogas y se va convirtiendo poco a poco en un guiñapo. Asistimos también a una gran historia de amor de ida y vuelta. A la aceptación de su condición sexual de un joven gay. A la irrupción de grupos musicales de todo tipo y condición que supuso aquella época de la Movida. Es una historia completa e interesante.

Por la parte de la música, como digo, todos los temas más conocidos de Mecano aparecen en esta obra. Aunque es imposible decantarse por alguno de ellos, hay varios que deslumbran particularmente por su interpretación y por el momento de la historia en el que se insertan. Como Una rosa es una rosa, que introduce ritmos flamencos al espectáculo en su primer acto. O Mujer contra mujer, que llega en un momento delicioso y es interpretado con dulzura y sensibilidad. Me cuesta tanto olvidarte, sin duda, es uno de los momentos más sobrecogedores de la obra, interpretado de manera muy sentida por Daniel Diges. Por último, Vivimos siempre juntos pone en pie al teatro. 

Eso en cuanto a la interpretación. En lo que tiene que ver con los efectos visuales, excepcionales, apabullantes, hay varios momentos deslumbrantes. Los cambios de escenarios son innumerables y a ese despliegue técnico descomunal que caracteriza a estas grandes producciones teatrales se suman, como digo, los efectos visuales que nos permiten ver a los personajes en la plaza de Callao de Madrid (Quiero vivir en la ciudad) o en la Puerta del Sol (Un año más). Efectos que llevan al espectador a entrar en el mundo surrealista de Salvador Dalí ("Eugenio" Salvador Dalí), o que le dejan con la boca abierta por la representación del estado de locura al que conduce la adicción a las drogas con Perdido en mi habitación. Ya desde el inicio, los efectos de luz juegan un papel central en la obra. Son la guinda a un pastel delicioso. 

Las coreografías también están a la altura de la obra de teatro más vista de la historia de España, como reza el programa de mano (por cierto, dos euros, siempre he pensado que es un exceso cobrarlo aparte de la entrada). Se estrenó por primera vez en 2005 y fue un boom. El gran carrusel de musicales del que hemos disfrutado los madrileños en nuestra centenaria Gran Vía durante estos últimos años comenzó gracias al éxito arrollador de Hoy no me puedo levantar. Así, podemos disfrutar de espectáculos como Más de cien mentiras, El Rey León o Sonrisas y lágrimas, los musicales que he visto en los últimos años. Una tradición ya la de vivir estas magníficas tardes de musical junto a mi hermano. Disfrutar con esos espectáculos que luego te mantienen unos días rememorando esa historia, con las canciones resonando en tu cabeza y momentos de la obra que permanecen en tu memoria, porque son obras que dejan huella. Ese Hoy no me puedo levantar que alzó el telón en 2005 fue una revolución y ahora llega renovado. No vi aquel primer espectáculo, por lo que no puedo comparar. Sólo decir que este es grandioso, impresionante, excepcional. Nada deja indiferente al espectador. Todo le sorprende y le atrapa. Es una experiencia inolvidable. 

Comentarios