Hoy se celebra el Día Internacional contra la violencia de género. Lo peor de esta jornada reivindicatica es que se tenga que se seguir celebrando, pues el objetivo central es erradicar esta lacra de la violencia contra las mujeres. En España, en lo que va de año, han muerto 43 mujeres a manos de sus parejas o ex parejas. Hoy es un día para recordarlas a ellas, a sus familias y a todas las mujeres que siguen sufriendo la violencia de género. Porque se ha hecho mucho en nuestro país por la concienciación contra la violencia, reformas legales y cambios en la sociedad, pero es necesario hacer más con el fin último de lograr que este drama social forme parte del pasado.
Es un buen día hoy para reflexionar sobre lo que se ha hecho y para analizar lo que se está haciendo contra la violencia de género. A ser posible, lejos de estériles y desquiciantes batallas políticas. Considero que hay que seguir avanzando en la concienciación social contra esta lacra. La violencia de género es un drama que afecta a muchas mujeres, por encima de todo, pero es también y muy especialmente una enfermedad social, un motivo de vergüenza para la sociedad en su conjunto. Algo que debe movernos a todos, porque es algo en lo que todos debemos estar implicados. Una sociedad con situacionescomo la violencia de género es una sociedad enferma y es importante que todos tomemos conciencia sobre ello.
En este sentido, se han logrado avances importantes. Se ha logrado que la violencia contra las mujeres deje de ser un problema individual, un asunto propio del espacio privado para ser una tarea de todos, un asunto público. Las mujeres víctimas de violencia deben sentir que no están solas, como lamentablemente ocurría en el pasado. Han de saber que toda la sociedad está de su lado, que tendrán alternativas para salir adelante y que es posible conseguirlo. En este sentido, los centros de acogida a las mujeres que son víctimas de violencia de género son fundamentales, así como la visibilidad que se da en los medios de comunicación a estos casos con el fin de mostrar las salidas y concienciar a la sociedad sobre este drama.
La crisis económica está provocando recortes en todas las partidas presupuestarias pero, como hemos insistido en numerosas ocasiones, hay partidas especialmente sensibles y que deben suponer una línea roja para los ajustes. Uno de ellos, sin duda, ha de ser el de la lucha contra la violencia de género. Las actos institucionales están bien, son necesarios y sirven para lanzar un mensaje oficial de compromiso contra este tipo de violencia, pero son claramente insuficientes y pueden llegar a ser poco coherentes con la acción de los gobiernos. Es una obligación moral para el ejecutivo central y los gobiernos autonómicos salvaguardar todos los sistemas de protección existentes para las mujeres víctimas de los malos tratos. No se está haciendo del todo y hoy también es un día apropiado para resaltarlo.
La lucha violencia de género o violencia machista, como también se llama en algunos sectores de la sociedad, debe ser una lucha de todos. Sobre el debate de términos, que se da ante esta situación como ante muchos otros fenómenos sociales, quienes definen este drama como violencia machista buscan reforzar la idea de que es un tipo de violencia que se ejerce contra las mujeres por el hecho de serlas, por el machismo y el patriarcado de la sociedad. Puede ser más correcto emplear el término de violencia de género, pero comprendo y en gran medida comparto las motivaciones de quienes hablan de violencia machista porque, en efecto, en esta lucha contra los malos tratos uno de los rivales más feroces contra los que hay que combatir es el machismo.
Esa idea discriminatoria, incomprensible, absurda y lamentablemente aún bastante extendida (cada día menos) que considera que las mujeres, por el mero hecho de serlo, son menos valiosas y capaces que los hombres. La tradición patriarcal del hombre dominando por encima de la mujer, el sentimiento de posesión de la mujer que tienen los maltratadores (o mía, o de nadie). Creo que hay mucho de esto en el trasfondo de esta dura realidad social, y por eso pienso que la lucha contra la violencia de género debe ir acompañada con una deslegitimación absoluta del machismo. Empezando por las escuelas y siguiendo por todo lo demás. Esta misma semana conocíamos que las mujeres siguen cobrando menos en sus puestos de trabajo.
La mujer ha sufrido siglos de discriminación y esa mentalidad machista a erradicar es un elemento central de la problemática que hoy censuramos en el Día Internacional contra la violencia de género. Por eso comparto en gran medida los argumentos de quienes defienden utilizar el término violencia machista para definir estos casos. Ahora bien, siempre he dicho y lo sigo pensando que no podemos enredarnos en batallas lingüísticas, porque lo esencial no es eso. No comprenderé jamás que haya encendidos debates sobre si se utiliza este o aquel término cuando lo fundamental es que todos vayamos de la mano en la lucha contra la realidad que esté detrás de la violencia de género o la violencia machista.
Hay varias informaciones hoy de interés en los medios de comunicación con motivo de este Día Internacional contra la violencia de género. Una de ellas, especialmente recomendable. En el diario El Mundo, María Hernández firma una noticia con tres mujeres que han sido víctimas de la violencia machista, pero que han logrado salir adelante. Sin duda, una información necesaria para que las mujeres que están sufriendo esta terrible situación sepan que hay salida, que es posible dejar atrás el infierno que padecen.
Tampoco podemos olvidar en un día como hoy la situación de las mujeres en algunos países donde la discriminación es atroz. Defender los derechos de las mujeres, los Derechos Humanos que se violan con frecuencia en este sector de la población en muchos países del mundo ha de ser una prioridad de la comunidad internacional. Es mucho lo que queda por hacer en países occidentales y modernos como España, pero es un mundo lo que aún necesitan las mujeres en otros países del globo. Podemos recordar a Malala, la joven pakistaní que fue agredida brutalmente por defender su derecho a ir a la escuela. O la aberración de algunas tradiciones como la ablación del clítoris. Ser conscientes de que vivimos en un mundo en el que se lapida a las mujeres por adulterio. En resumen, hoy también debemos mostrar nuestro apoyo a la lucha por el respeto a los derechos de las mujeres en otros países donde la mentalidad imperante es más propia de la Edad Media.
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