Hoy hay convocadas manifestaciones contra la política de recortes del gobierno en muchas ciudades españolas. En Madrid habrá varias marchas que confluirán en Colón. Se espera una asistencia masiva de ciudadanos, pero no vamos a hacer comentarios sobre futuribles o previsiones. Pase lo que pase, tenemos claro que se dará la habitual guerra de cifras. En todo caso, sindicatos y movimientos sociales volverán a las calles para protestar por los recortes en Sanidad, Educación y demás prestaciones sociales. Sobre prestaciones sociales, por cierto, habló esta semana el ministro de Economía, Luis De Guindos, en el Congreso. Lo hizo para decir que si no se cambia la situación económica actual en los próximos trimestres, no se podrán sostener. Estas declaraciones, creo, han pasado muy de puntillas por la actualidad nacional, cuando son ciertamente preocupantes.
Ayer el ministro de Economía prometió en Nicosia, donde se reunió el Eurogrupo, de "medidas adicionales si es necesario" para cumplir con el compromiso de déficit. O sea, más recortes. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, confirmó esa promesa del responsable español en la reunión y el comisario económico de la UE, Olli Rehn, aseguró que De Guindos había prometido un nuevo plan de ajustes que el gobierno español anunciará a final de mes "basado en las recomendaciones de la Unión Europea". Primero fueron los responsables comunitarios los que anunciaron esto, así que a De Guindos no le quedó otra que convocar a la prensa española para confirmarlo y anunciar que el próximo 27 de septiembre el Consejo de Ministros aprobará "un plan nacional de reformas para fomentar el crecimiento y la competitividad".
Del rescate, según dijo el ministro, no se habló y nadie le pidió que lo solicitara. Por lo tanto, desvincula estas nuevas reformas de las condiciones que se le impondrían a España en caso de pedir la ayuda. Para ello empleó el argumento central de Rajoy en estos momentos: es clave controlar el déficit y cumplir con nuestros compromisos.
¿En qué consistirán estas reformas? ¿Dónde meterá la tijera el gobierno? ¿Pensiones? ¿Prestación por desempleo? ¿Funcionarios? ¿Cambios en la edad de jubilación? No se sabe por el momento. No olvidemos que empezamos esta semana con una entrevista de Rajoy en TVE donde descartaba nuevos recortes, o eso creo recordar, aunque su ambigüedad servía para una cosa y la contraria. En todo caso, si el viernes el ministro de Economía anuncia que habrá un nuevo paquete de reformas, ¿tiene mucho sentido que el presidente del gobierno no mencione ese plan en una entrevista televisiva el lunes o en el Congreso el martes? Luego les extrañará que se diga que no tienen proyecto fijo y que su política de comunicación es un desastre. Parece increíble, pero no dejan de superarse en errores de este tipo que dan la imagen de un gobierno sin rumbo fijo y sin un plan claro que avanza según cómo sople el viento.
No sabemos en qué consistirán esas nuevas reformas, pero sí nos hacemos una idea de por dónde pueden ir los tiros, puesto que el comisario de Economía dijo que irán en la línea de las recomendaciones de la UE. Así, los consejos de Bruselas podrían llevar al gobierno a adelantar la implantación de la jubilación a los 67 años, por ejemplo. Conociendo cómo funciona este gobierno, irán saliendo filtraciones de medidas que luego anunciarán, o no, en el correspondiente Consejo de Ministros y de las que más tarde tendremos todos los detalles cuando leamos el BOE, porque en la rueda de prensa tienen tendencia a dejar cosas que contar de las medidas. De Guindos dice que estas reformas no son un primer paso hacia el rescate. También decía él y todo el gobierno que no serían necesarias más reformas. Y, de repente, suelta que habrá un nuevo plan de reformas. Lo próximo será vendernos que estas nuevas medidas estaban previstas en ese plan perfectamente estudiado, en ese proyecto sólido y bien determinado que el gobierno dice tener y que a ojos del resto del universo parece una improvisación tras otra al ritmo que le marcan los acontecimientos.
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