Derrota del partido de Merkel

Ayer se celebraron elecciones en el land de Renania del Norte-Westfalia, una región muy importante en Alemania que suponía una prueba para Angela Merkel. Su partido, la CDU, perdió con claridad las elecciones al obtener el 26,3% de los votos, frente al 39,1% del SPD (Partido Socialdemocráta). Esta formación podrá gobernar en esta región con el apoyo de Los Verdes, que lograron el 11,3% de los sufragios. Además del aviso a Merkel a un año de las elecciones federales, el mapa político alemán tiene otros puntos de interés como la irrupción del Partido Pirata (un 7,8% de votos ayer) o el desgaste que en las últimas citas electorales venían sufriendo los liberales, socios de gobierno de Merkel, aunque parece que han frenado su caída y ayer consiguieron hacerse con el 8,6% de los votos. Lo cierto es que desde que son socios de gobierno de Merkel (2009) han salido de cinco parlamentos regionales fruto de una pérdida de apoyo ciudadano en esas zonas.

No hace falta decir que no soy un experto en la política alemana, pero sigo con gran interés todas las noticias que llegan desde el país germano porque su poder en la UE es casi absoluto y la situación interna en Alemania quizás puede jugar también un papel importante en toda Europa. En 2013 hay elecciones federales y una derrota de Merkel en esa cita con las urnas podría provocar un cambio en el mando del motor de Europa, que pasaría a manos de los socialdemócratas. Queda mucho para ello. Es evidente que el partido de Merkel, la CDU, ha sufrido varias derrotas electorales desde que comenzó la crisis. Renania del Norte-Westfalia no es una región cualquiera, porque tiene 18 millones de habitantes y cuenta con un gran peso en la política alemana. En todo caso, la mayoría de los analistas no interpretan esta derrota del partido de Merkel como una muy seria advertencia a la canciller o como una derrota achacable directamente a ella que se pueda interpretar como un voto de castigo a la canciller. Es curioso porque el candidato de la CDU en esta región sí vinculó los comicios con la gestión de Merkel, algo que no habrá sentado muy bien en el gobierno alemán.

La derrota de ayer es contundente, pero parece que los expertos consideran que las elecciones federales del próximo año serán otra historia. Falta todavía mucho para que se celebren y los resultados de ayer no se pueden vincular de forma directa a la gestión de Merkel, aseguran. De todos modos, si ya de por sí una derrota clara del partido de la canciller alemana a falta de algo más de un año para las elecciones sería noticia, más todavía lo es cuando en toda Europa se está cuestionando la política económica que Merkel está imponiendo al conjunto de la UE. Por eso el interés del resultado de las elecciones regionales de ayer en el resto de Europa viene derivado de ese debate sobre el crecimiento y el cuestionamiento de la estricta política de austeridad y disciplina fiscal que impone Merkel al resto de países miembros. La semana pasada ganó las presidenciales francesas el socialista Hollande, que proponer políticas de estímulo económico que ponen en cuestión las recetas de la canciller alemana. Si a esto sumamos una debilidad política de Merkel, el panorama parece estar cambiando de forma considerable. Ésta es la reflexión que, visto desde fuera y sin grandes conocimientos de la política alemana, podemos hacer hoy.

Yo no creo que Merkel vaya a ceder mucho en sus planteamientos. Desde que la victoria de Hollande parecía próxima, se abrió definitivamente el debate sobre un cambio de rumbo en la política económica de la Unión Europea. Pero Merkel en ningún momento ha dado muestras de un cambio de postura. La canciller ha dicho siempre que el crecimiento ya es un objetivo central de la UE, pero que no puede llegar de la mano de más gasto público en medidas de estímulo, porque eso sería repetir errores del pasado. La postura de Merkel continúa invariable y no creo que veamos en el futuro giros radicales en sus planteamientos. Ella no va a ceder. Tiene una idea clara de lo que se ha de hacer y sabe también que cuenta con un poder inmenso en la UE. No creo que cambie mucho su visión de la situación actual y sus ideas sobre las recetas que se deben aplicar. Es cierto que el panorama ha cambiado porque su gran aliado en la austeridad, Nicolas Sarkozy, ya no estará ahí para asentar con la cabeza y aplaudir sin rechistas sus propuestas y porque en casa también vive derrotas electorales contundentes como la de ayer. Y todo esto en un momento en el que son muchas las voces que dan por descontando que en poco tiempo Grecia saldrá del euro. Las cosas están cambiando en Europa, pero nadie sabe cómo concluirá este proceso. Tiempo de incertidumbres, dudas y mil y una preguntas sin respuesta.


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