Comienza el 38 congreso federal del PSOE

Sevilla acoge hoy el 38 congreso federal del PSOE. De esta cita saldrá el nuevo líder del socialismo español y los 956 delegados habrán de elegir mañana entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, pues parece poco probable que un tercer candidato entre en la batalla por la secretaría general del partido. Ninguno de los dos las tiene todas consigo. Parece que el ex vicepresidente partía con una gran ventaja que, poco a poco, Chacón ha logrado ir recortando y ya nadie se atreve a aventurar qué sucederá mañana. Hoy comienza el congreso con el discurso de Zapatero en el que se hará una valoración de la gestión estos últimos años, esa gestión que ha llevado al PSOE a uno de los peores momentos de su reciente historia, en cuanto a poder se refiere. La batalla entre Chacón y Rubalcaba lo ha eclipsado todo, pero será interesante ver qué dice el todavía secretario general del PSOE y ex presidente del gobierno en ese discurso. La base, el fondo de lo que le pasa ahora el PSOE está mucho más en ese discurso que en los disfracez que los candidatos se ponen para distanciarse de la gestión del gobierno en los últimos años y hacer como que no estuvieron allí.

Se dijo cuando se anunció la fecha del congreso y antes de conocer oficialmente quiénes serían los candidatos que este cónclave iba a ser, sobre todo, un debate de ideas. Ya pueden cambiar mucho las cosas para que así sea, porque lo único que hemos visto hasta el momento ha sido una guerra interna sin cuartel por hacerse con el liderazgo del partido. Hemos visto a dos candidatos que han sido corresponsables de los errores del gobierno anterior, a un poder fáctico del partido que se aferra a conservar el poder y a un PSOE incapaz de ver brotar en su seno una auténtica tercera vía reformista que rompa con lo anterior. ¿Ideas? No sé, alguna habrá, pero o los medios de comunicación se han centrado en las puñaladas, o es que realmente ha habido mucho más de batalla interna, de pesiones y de juego sucio que debate de ideas. Este congreso arranca con una ponencia marco repleta de propuestas a la que nadie ha prestado excesiva atención. En ese documento hay propuestas de todo tipo: votar a los 16 años, crear nuevos impuestos, crear un carné de ciudadanía para premiar a quienes se impliquen en tareas comunes (juro que no es una broma esta última propuesta), más control a los bancos o primarias abiertas en el PSOE.

Esas ideas se debatirán y, en teoría, serán las líneas maestras de la acción política del partido durante los próximos cuatro años. Pero todos, dentro y fuera del PSOE, están mucho más pendientes de la lucha por el poder. Rubalcaba ha contado desde el comienzo con el apoyo del aparato del partido, pero aún así se ve con más apuros que los tal vez hubiera imaginado. Chacón, por su parte, se ha esforzado durante toda la campaña precongresual por mostrar su perfil más españolista y por ofrecerse como la verdadera candidata del cambio. Hay muchos indicios para pensar que el PSOE ha sido estos últimos meses un hervidero y que ha habido actuaciones muy poco éticas o, por lo menos, poco democráticas. Nada ejemplares, vaya. A saber, artículos con muy mala uva para atacar al rival, denuncias de presiones por un lado y otro, dardos envenenados, mentirar sobre los apoyos con los que uno cuenta...

Yo he tenido la sensación durante la campaña de que al lado de Rubalcaba se ha puesto, sobre todo, la vieja guardia del partido. Una vieja guardia acostumbrada a mover los hilos durante mucho tiempo y que está temerosa de perder ese influencia. Mucho predicar, por ejemplo, valores de igualdad, pero luego no nos cuesta nada lanzar ataques machistas a Chacón dejando caer que su maridito le maneja la campaña y le mueve como si fuera un títere. Mucho predicar la renovación y el cambio, pero no son capaces de darse cuenta de que llevan con esa palabra (cambio) en la boca desde hace décadas. La vieja guardia debería plantearse que, por una vez, quizás el bien del partido pasa por que ellos se echen a un lado. Pero eso no lo pueden ni concebir. Puede parecer en los artículos que estoy escribiendo sobre el congreso federal del PSOE que soy un convencido de las bondades de Chacón y que creo que es una política excepcional y magnífica. Podría ser, pero no es el caso. Sólo creo que la gente de Felipe González, piloto del cambio en los 80, no puede conducir ahora al partido treinta años después.

Rubalcaba es un gran político y, desde mi punto de vista, ha demostrado mucha más valía profesional que su rival en este congreso. Pero hay momentos en los que uno tiene que saber dar un paso atrás. Rubalcaba está acostumbrado a ser útil al partido con su acción, con su actividad, haciendo esto o lo otro, interviniendo de form activa en el devenir político del PSOE. Tal vez ahora debe aprender a ser útil de otro modo, dejando paso a nueva gente. Él no lo cree así. Puede que piense que él es el líder que el PSOE necesita, puede que quiera seguir sintiéndose poderoso o puede también que, como a tantos otros de la vieja guardia, le chirríe demasiado que el PSOE tenga una líder catalana que puede traer nueva gente y cambios al partido que les dejaría, décadas después, sin posibilidad de meter mano en las decisiones. El caso es que Rubalcaba cree que la suya es la mejor candidatura y ya ha dicho que, en caso de ganar, no ofrecerá un puesto a Chacón. Es más, cree que la oferta que sí le ha hecho Chacón a él en caso de ser la elegida es puro márketing y cree, por lo que leemos por ahí en ciertos artículos periodísticos, que la ex ministra de Defensa no es de fiar.

Mientras tanto, unos y otros cuentan sus votos y se preguntan si lograrán vencer o no. Se echan la cuenta de la vieja y, teniendo en cuenta que los dos predican que van por delante, alguno se va a llevar un chasco este fin de semana. Lo peor para el PSOE sería que este congreso se cerrara en falso y que el partido quedará muy dividido. El liderazgo que surja del congreso de Sevilla, sea quien sea el que lo ostente, debe ser sólido por el ben del partido. Lo que pasa es que tampoco puedes pretender echar mierda contra el rival y que luego todo sea buen rollo y sonrisas. Griñán está con Chacón, eso está bastante claro, pero ha acertado al no apoyar en público a ninguno de los dos candidatos por aquello de querer ser un anfitrión imparcial y neutral. Tomás Gómez, líder del PSOE en Madrid, ha hecho algo parecido con ese desmedido afán de protagonismo que él tiene. Ha esperado a que comience el congreso para decir a quién apoyará creyendo tal vez que su posición será decisiva y que todo el mundo estará como loco esperando a ver qué dice. Lo cierto es que su postura no es tan importante, pero si él es feliz acaparando focos, ¿para qué chafarle?

El PSOE, lo escribí el otro día, ha dejado pasar (o va camino de ello) una excelente oportunidad para renovarse de forma auténtica y no sólo de hacerse un leve retoque como quien se echa algo más de maquillaje o se disfraza para parecer distinto. La renovación no podrá ser total porque no hay un tercer candidato que proponga romper del todo con lo anterior, que no tenga ataduras de pasado y que sea capaz de hacer verdadera autocrítica y reflexión sobre los muchos errores cometidos por el partido en su gestión de gobierno estos últimos años. No es el que el PSOE necesitara una nueva cara, es que necesitaba un nuevo líder con nueva gente, nuevas ideas, nuevas ilusiones y nuevos mensajes. Todo lo más que han hecho Chacón y Rubalcaba es lo último, cambiar los mensajes, pero ni más ni menos porque es lo que toca, lo que tienen que vender. No sé si la política funciona así , pero en el resto de actividades cuando se quiere dar un cambio radical a un proyecto porque no funciona rara vez se deja en manos de la misma gente que lo hizo fracasar. El PSOE necesita salrir reforzado del congreso, necesita salir lo más unido posible. Mañana a eso de las 14 horas se sabrá quién dirigirá el nuevo proyecto.

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