Ayer las noticias que llegaban desde Arizona eran muy confusas. Todo lo que sabía a ciencia cierta era que un hombre había comenzado a disparar de forma indiscriminada contra las personas que asistían a un mitin de una congresista demócrata (Gabrielle Giffords). La propia congresista resultó herida de gravedad por lo que se llegó a informar en algún medio de comunicación de su fallecimiento. Poco a poco se ha ido conociendo la verdad de lo sucedido y ya conocemos algún detalle del arrestado por provocar esta masacre. Al final seis personas, entre ellas una niña de nueve años, fueron asesinadas ayer por este individuo que responde al nombre de Jared Loughner. La situación actual de la congresista es crítica ya que, según algunas fuentes, está luchando por su vida en un hospital, pero también hay informaciones que apuntan a que los médicos que la atienden son optimistas sobre la posibilidad de que se recupere.
Lo ocurrido ayer es una tragedia colosal y quizás no sea el mejor día para abrir un debate sobre lo relativamente fácil que es obtener un permiso de armas en Estados Unidos o sobre la sociedad norteamericana y el porqué de todos los casos de tiroteos de esta índole que se han vivido en este país en los últimos años. Puede que no sea el día más adeucado tampoco para hablar de la posible radicalización de una parte de la política estadounidense, y por ello yo hoy no hablaré de ello. Hoy es un día para lamentar lo ocurrido y también para tratar de evitar que tragedias de este tipo puedan volver a suceder. Ayer una congresista estuvo a punto de perder la vida, y aún está en una situación médica muy delicada. Pero seis personas fallecieron ayer tras este tremendo ataque, por lo que el país está de luto y totalmente conmocionado por lo ocurrido en un acto público al que asistína muchas personas. El causante de este drama es un joven de 22 años con ciertos desequilibrios y que ya había amenazado antes con llevar a cabo actos de este tipo. Se busca, según distintas fuentes, a un segundo implicado en el tiroteo. Ojalá que esta información sea la última que tengamos que dar de una persona que pierde la cabeza y se pone a disparar a la gente de forma indiscriminada.
La congresista atacada es una demócrata centrista según se lee en algunos de los perfiles que hoy hacen todos los medios de comunicación. Fue centro de muchos ataques por parte de los candidatos del Tea Party a las pasadas elecciones de mitad de mandato. Uno de los rasgos que más le cararteriza es que estaba luchando duramente contra una ley de inmigración muy dura en su Estado. Es partidaria de la investigación con células madre y representa, según alguna de estos perfiles, el ala más moderada del Partido Demócrata. Ayer fue atacada y otras personas también sufrieron la violencia asesina del hombre que provocó esta dramática tragedia en el Estado de Arizona. La ley de inmigración de este Estado saltó al primer plano de la actualidad cuando se sacó adelante ya que es una ley que permitía detener a los inmigrantes ilegales y castigarles por no tenr papeles. El Partido Demócrata se mostró contrario a este reforma legal y contra ella estaba combatiendo la congresista atacada ayer. Una política que cree en sus ideas y la que éstas a punto han estado de costarle la vida. Este ataque abrirá a buen seguro un debate en Estados Unidos y creará, es de suponer, cierta alarma social. Quizás, esto es menos probable, mucha gente se planteara si es razonable que se pueda acceder a las armas con bastante facilidad en aquel país.
Las noticias de tiroteos de personas desequilibradas en Estados Unidos no son nuevas, pero no por ello dejan de ser noticias de una gran relevancia e importancia. Quizás son sólo una información de sucesos más, como la que se puede dar en cualquier país y como la que, de hecho, se dan en otros países. Pero quizás sea un síntoma de que algo se está haciendo mal en relación a las armas en Estados Unidos. Visto desde fuera no se puede entender que se conserve en pleno siglo XXI el derecho constitucional de tener armas para la defensa propia o que haya asocaciones como la del rifle que propugne este derecho y que lo defiendan como algo básico en un país que se dice referente mundial. No lo es en algunas cosas, y en esta, desde luego, parece que menos todavía. No quiero entrar a hurgar en la herida porque considero que no es caliento cuando se debe hablar de estas cuestiones, pero parece claro que se ha cometido un grave error al posibilitar quizás con una legisltación laxa en materia de permiso de armas que este tipo y otros como él hayan podido acceder a tener una pistola. No puede ser que tener un arma sea como tener un abrigo. Que sea tan fácil casi comprar una barra de pan que comprar un arma con la que luego se comenten asesinatos como los de ayer.
Desconozco si en Estados Unidos la gente está tan conmocionada que no es capaz de pararse a pensar en que tal vez parte de la culpa de todas estas tragedias la tenga la mentalidad y la legislación sobre las armas que existen en aquel país, o si es que para ellos es tan importante el derecho a tener un arma que incluso sucendiendo desgracias como la de ayer consideran que este derecho debe prevalecer sobre otras consideraciones. Habrá de todo, imagino. Habrá quien piense que lo que sucedió ayer no guarda ninguna relación con lo relativamente fácil que es acceder a un permiso de armas en Estados Unidos, y habrá quien vea un escándalo que no se pare ningún dirigente a plantearse esta cuestión. No sabemos los detalles ni los datos del energúmeno que provocó la matanza de ayer, y habrá que conocer los detalles para poder hablar más a fondo del asunto, pero creo que ya toca que en Estados Unidos se replanteen ciertas cosas sobre las armas porque se están quedando por el camino muchas vidas de personas completamente inocentes. Habrá que ver también qué hay de ese segundo sospechoso que está buscando la policía según algunos medios de comunicación.
Hechos como el de ayer sacuden a todo país, supongo que también a Estados Unidos por mucho que no quieran ver la posible relación entre la flexibilidad a la hora de acceder a tener un permiso de armas y estas tragedias. Las noticias que llegan desde Arizona hablan de personas rotas por el dolor, todavía muy asustadas y con temor, mucho temor. No son del todo justos ciertos comentarios que a veces hacemos todos sobre Estados Unidos en relación a las armas, porque lo cierto es que, aunque puede que tengan una mentalidad muy alejada de la nuestra, son personas que sufren y padecen con estos hechos como haríamos nosotros. No dejan de ser seis personas las que han muerto por estar en ese lugar a la hora en la que el asesino decidió comenzar a disparar. En realidad, por muy diferente que sea su mentalidad, por muy poco que podamos entender ciertos planteamientos que llegan desde Estados Unidos sobre las armas, lo de ayer es una tragedia que ha conmocionado a todo el país empezando por su presidente, Barack Obama, y siguiendo por todos y cada uno de los ciudadanos estadounidenses que no logran entender el porqué de este tipo de situaciones.
Lo que hay que desear ahora es que la congresista logre reponerse del todo y que no se repitan situaciones como ésta en ningún lugar del mundo nunca más. Que la sinrazón de unos pocos no pueda volver a dejar el dolor en la mayoría de los ciudadanos. Que no volvamos a tener que mirar con asombro y temor a la televisión por una nueva matanza a inocentes. Que se replantee en Estados Unidos la facilidad con la que se puede acceder a las armas. Que algo cambie para que no volvamos a tener tragedias tan graves como ésta, porque seis personas se han ido para siempre y entre ellas está una niña de nueve años. Que no haya que volver a hablar de casos tan tremendos como el de ayer. Ojalá sea así, ojalá esta tragedia sea la última. Sé que esto que pido es una utopía, pero en el mundo no se habría alcanzado lo posible si no se hubiera apelado a lo imposible una y otra vez. Descansen en paz los fallecidos ayer.
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