Presunción de inocencia para Contador

Hoy iba a escribir sobre el resultado de la huelga general que ayer se celebró en España, pero la noticia de la suspensión de Alberto Contador por un posible positivo en la pasada edición del Tour de Francia me ha sobresaltado de tal modo que cambiaré los planes. Quien conozca mi gran afición por el ciclismo sabrá que esta noticia es la que más me podría afectar de las noticias relacionadas con el deporte, la que más me conmociona y la que más me contraria. Y es que si la Vuelta a España que acabó hace dos semanas fue la mejor noticia para el ciclismo, ya que fue un espectáculo formidable; la noticia de que a Contador se le ha suspendido temporalmente por un posible positivo en el Tour de Francia es la peor de todas. La que más daño puede hacer al ciclismo, no ya español, sino mundial.
El tema es el siguiente, en la segunda jornada de descanso Alberto Contador pasó un control antidopaje y en el se halló una cantidad ínfima de una sustancia prohibida, concretamente el clembuterol. La tasa hallada en la muestra es según la propia UCI 400 veces menor que la que en teoría pueden encontrar los sistemas antidopaje de la Unión Ciclista Internacional. Si la UCI supo de esta anomalía en aquel momento, ¿por qué no lo hizo público? Si Contador alegó que se trataba de una contaminación alimentaria y pudo seguir en carrera, ¿qué ha cambiado para que ahora la UCI suspenda temporalmente al corredor español?
Se trata del mejor ciclista del mundo y la UCI es sabedora de que así daría un golpe al dopaje, ya que se quiere ser ejemlarizante. Pero dudo mucho que podamos estar hablando de dopaje sin faltar a la verdad. Es verdad que la cosa no tiene buena pinta porque desde hace mucho tiempo en el ciclismo la presunción de inocencia ha tornado en presunción de culpabilidad. De este modo, para las autoridades ciclistas y para demasiada gente el ciclista es culpalbe hasta que no se demuestre lo contrario. El mundo al revés. Pero en esas estamos. No se puede entender que esta cantidad ínfima sea la causante de que Contador haya sido suspendido y se enfrente, eso imagino, a una sanción por dopaje.
Pero como digo las cosas han cambiado y ahora tendrá que ser Contador quien demuestre que él es inocente y que, en efecto, la tasa de la sustancia prohibida se debe a una intoxicación alimentaria y no a una práctica dopante. Hoy el ciclista español dará una rueda de prensa en la que aportará sus argumentos sobre esta situación desagradable a más no poder, pues se pone en duda la honorabilidad de sus victorias y su honor personal. Se le tilda de tramposo y se le suspende. Ahora entendemos por qué Alberto Contador no está en la selección española de ciclismo que estos días se encuentra en Australia para competir en los Mundiales (luego cuento lo que ha pasado en el de crono que ya ha acabado con victoria de Cancellara).
El corredor de Pinto declaró ayer a un periodista de la Cadena COPE que puede poner la mano en el fuego por él, y que no se quemaría. Aunque estos últimos años hemos aprendido que por muy poca gente se puede hacer tal cosa en el mundo en que vivimos, yo sí pondría la mano en el fuego por Contador. Es obvio que no le conozco personalmente, pero no me cuadra en absoluto que el valiente ciclista se haya jugado su carrera deportiva de este modo en el Tour, la carrera probablemente más vigilada del mundo. Ahora saldrán todos esos que creen y defienden con fuerza, con la fuerza de la demagogia y el populismo, que todos los ciclistas sin excepción van hasta arriba de todo para mejorar su rendimiento. Ahora renacerán esos fantasmas que creíamos olvidados.
El ciclismo volverá a necesitar quien le defienda, y estoy seguro que muchos como yo así lo haremos. Con la misma premisa de siempre: combatir a los tramposos, pero que exista presunción de inocencia para todos. Que no vivamos en una caza de brujas permanente, y que las informaciones sobre este bellísmo deporte (y lo diré siempre) no parezcan crónicas de guerra o crónicas de sucesos. Se debe luchar contra el dopaje, desde luego que sí. Pero la duda es si es admisible que se ponga en tela de juicio a un corredor por lo que más que una prueba es un indicio más bien débil de dopaje. Quien la haga, que la pague, sea quien sea y se llame como se llame. Pero no busquemos dar golpes de efecto ni caigamos en la criminalización de los ciclistas. Otra vez no, por favor.
Escribo estas líneas antes de escuchar a Alberto Contador en su rueda de prensa, concretamente una hora antes. A ver qué explicaciones da y qué argumentos aporta para que podamos seguir poniendo la mano en el fuego por él. Contador, no lo olvidemos, fue el gran símbolo del nuevo ciclismo tras todos los casos de dopaje que afectaron a este deporte en el pasado. Ahora debe seguir siéndolo y para ello deseo con todas mis fuerzas que se esclarezca esta situación y que se pueda demostrar que Contador es inocente. No solo lo necesita él, lo necesitamos todos los aficionados, y lo necesita todo el ciclismo. Ánimo.

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