Dioses y héroes del Barroco veneciano


 Hay algunas ciudades que son sinónimo de belleza y arte, y que cuentan con una leyenda de siglos que sigue viva porque en sus calles, las obras de arte creadas en ella y sus escritos se mantienen los ecos de su pasado glorioso. Entre ellas, sin duda, ocupa lugar destacado Venecia, la ciudad de los canales, de la Serenísima República, de los mil y un palacios. La exposición Dioses y héroes del Barroco veneciano, que puede verse hasta el 14 de julio en la Fundación Barrié de A Coruña, permite disfrutar de 52 obras creadas por artistas en aquella incomparable ciudad italiana entre los siglos XVI y XVIII. 

La exposición es posible gracias a la colaboración con la Fundación Querini Stampalia, a la que pertenecen todos los cuadros, libros y grabados que podemos ver en la muestra. Un vídeo muestra la disposición de esas obras en el imponente palacio que acoge aquella fundación veneciana, que cuenta con una biblioteca con más 400.000 ejemplares. Es curioso ver cómo se transportan las obras destinadas a esta exposición temporal en las góndolas que recorren los canales de la ciudad. Por si hacía falta algún motivo para para volver a viajar a Venecia, visitar esta fundación pasa a ser una razón de peso más para emprender el viaje. 

La familia Querini fue una de las principales familias en los orígenes de la ciudad-Estado. Promovía obras artistas, ejercía el mecenazgo y participaba de la vida cultural veneciana, que se apoyó en los mitos y las leyendas clásicas. La exposición se divide en seis partes en las que se pueden contemplar obras de artistas como Tintoretto, Luca Giordano o Sebastiano Ricci


Es muy interesante ver cómo el cristianismo se alimenta y reverdece la historia de los antiguos héroes y dioses clásicos. En nada se distingue, por ejemplo, la representación de las historias de santos y mártires como San Sebastián de la de dioses como Mercurio o Marte. Además de la relectura de los mitos en las distintas culturas y tradiciones, porque si algo ha necesitado el ser humano siempre es contarse historias y leyendas grandiosas con sus moralejas y sus lecciones, también es muy atractiva otra de las constantes de la historia del arte, cómo se mezcla lo sagrado con lo erótico y sensual. 


Una de las partes más atractivas de la muestra es la dedicada a la estrecha relación de la literatura con la pintura, con ejemplos como el mito de Orfeo y Eurídice, el dios Baco y sus fiestas desenfrenadas o el rapto de Helena o Arcadia, la tierra del fauno Pan. 


La ciudad como centro de creación artística, la leyenda de las ciudades que buscan preservar su grande o la atemporalidad y la universalidad del arte son otras de las reflexiones que plantea la muestra de la fundación coruñesa. Porque una obra artística siempre dice mucho del momento en el que se crea, pero las que son realmente valiosas sobreviven a su tiempo y a su autor, van más allá de la intención de su creador y de la recepción que tuvieron en su época. Cuando uno contempla obras de semejante belleza y profundidad, con tantos matices, tan abiertas a interpretaciones más profundas, no puede evitar preguntarse qué obras creadas hoy en día se contemplarán con admiración y seguirán emocionado y atrapando al público dentro de cuatro o cinco siglos. No hace falta responder. 




Por cierto, hace unos días el gabinete de Julia en la Onda debatía sobre una cuestión muy interesante, sobre cómo, de un tiempo a esta parte, en especial desde la pandemia, la espontaneidad ha ido desapareciendo de nuestras vidas y hay que reservarlo todo con antelación, ya sea una cena, una visita a un museo o cualquier otro plan. Lo de dejarse sorprender por lo que te ofrezca la ciudad mientras das un paseo parece, en efecto, algo de otra época, al menos, en las grandes ciudades. Uno de los muchos lujos de A Coruña es que aquí ese plan de flâneur que camina por las calles y va improvisando sigue siendo posible. La Fundación Barrié, de acceso gratuito, es un magnífico ejemplo de ello. Además de la exposición temporal del arte veneciano incluye otros alicientes como la obra del artista gallego Francisco Llorens, realmente valiosa. Una más que recomendable visita que, además, bien se puede improvisar. 

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