Machos alta. T2

Tras una exitosa primera temporada que, con sus aciertos y sus errores, logró generar cierto debate social, tal vez la primera pregunta al saber que habría segunda temporada de Machos Alfa, la serie de Laura y Alberto Caballero para Netflix, era si tendría recorrido, si no estaría agotada la fórmula. ¿Daría más juego ese planteamiento de mostrar las desventuras y los líos de cuatro hombres heterosexuales que fueron a un curso de deconstrucción de la masculinidad y sus respectivas parejas? ¿Habría para más? Vistos los diez capítulos de esta segunda tanta de episodios, la respuesta es clara: esta serie sigue teniendo algo que contar. El afán de los creadores de la serie por meterse en jardines sobre cuestiones sociales de actualidad, su buen oído para percibir lo que se comenta en la calle y su ánimo un tanto gamberro y provocador siguen siendo lo mejor de la serie. Eso y su elenco, que vuelve a transmitir en pantalla que debieron de pasarlo en grande durante el rodaje. 


Las comedias son una cosa muy seria. Dicen mucho de la sociedad y del momento en el que se crean. De qué y cómo se ríe una sociedad ayuda mucho a entenderla. El gran acierto de Machos Alfa es bromear sobre uno de los temas que más encendidos debates ha provocado estos últimos años, que más sensibilidades hiere, que más importante es también para la sociedad: el feminismo, la igualdad entre hombres y mujeres, la reflexión sobre el patriarcado. Las comedias dicen mucho sobre una sociedad y, dentro de cada comedia, claro, dice mucho de cada espectador con qué prefiera quedarse, de qué se ría, con qué se identifique. Una vez más me pasa con esta serie lo que me sucede con tantas otras comedias costumbristas, no tengo claro si aquello que yo veo claramente ridiculizado no será precisamente visto como algo ejemplar por otros espectadores. Ahí está un poco la gracia y el peligro de estas historias. Pero, de nuevo, que alguien tome como ejemplo de conducta un personaje machista u homófobo no es culpa de la serie que lo retrata, sino de aquel que es incapaz de ver más allá de sus prejuicios. 


Hay bromas homófobas y también una trama sobre la transexualidad que a mí personalmente no me hacen ninguna gracia. Pero, naturalmente, no caeré en el error de interpretar que la serie defiende esas actitudes, ni en simplificarlo todo. Creo que hay una enorme incomprensión sobre las realidades no normativas, en especial sobre las personas trans, y tengo muchas dudas de que bromas como las que incluye Machos Alfa en su segunda temporada ayuden a combatirla, porque los espectadores más cerrados de mente no verán más allá, pero tal vez a alguien se le encienda una bombilla. Y, en todo caso, la comedia también va de eso, de que a veces no nos haga ni pizca de gracia, de que se bromee con cosas que cada uno de nosotros percibamos como sagradas, como muy importantes. 

Una de las tramas que más juego da es la de la producción de una serie titulada Machos Alfa y que va, en palabras de un personaje de la serie, de “cuatro idiotas haciendo el ridículo”. Es muy interesante esa trama metanarrativa, porque da pie a reflexiones sobre la representación en la ficción, sobre las distintas lecturas que cada espectador hará de una misma historia, sobre cómo abordar en la ficción cuestiones como el feminismo. En todo caso, la serie mantiene una de sus grandes fortalezas, que no caricaturiza (casi nunca) a sus personajes, que ninguno es nítidamente bueno o absolutamente odioso, es decir, que son reales. 


Al elenco protagonista de la serie (Fernando Gil, Fele Martínez, Gorka Otxoa, Raúl Tejón, Kira Miró, María Hervás, Raquel Guerrero, Paula Gallego y Karol Luna), que sigue al completo, se suman en esta segunda temporada Cayetana Guillén Cuervo (siempre perfecta), Carlos Areces (aquí con un secundario que luce poco) y Juanjo Puigcorbé (qué bueno volver a verlo en acción). Estremece, por cierto, ver a Itziar Castro en el que tristemente fue su último papel antes de su muerte. 


Cuestiones como la crítica al postureo y la hipocresía de las redes sociales, la educación de los hijos, el temprano acceso a la pornografía, las parejas abiertas, los enredos clásicos de este tipo de series o el paso del tiempo y la gestión de la madurez también están presentes en una serie que sigue funcionando bien y que ya ha confirmado una tercera temporada. 

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