La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey

La ocupación nazi de las islas británicas del Canal es uno de tantos episodios asombrosos y terribles de la II Guerra Mundial, fuente inagotable de historias. El ejército nazi invadió estas islas, se quedó con sus cosechas y llenó de grisura y miedo la vida de sus habitantes, que enviaron a Londres a sus hijos, para que escaparan del yugo nazi, aunque la capital británica también estaba amenazada por el enemigo alemán. Es una historia impresionante de la que, sinceramente, apenas había leído nada. Sólo por la recreación de aquel tiempo vale la pena leer La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey (Salamandra), de Mary Ann Shaffer, a quien ayudó a terminar la novela su sobrina Annie Barrows

De la mano de una serie de personajes, y siempre con el género epistolar, porque toda la novela avanza a través de cartas, la autora narra una historia sencilla y ligera, pero que permite conocer cómo fue la vida de los habitantes de las islas del Canal, como Guernsey, bajo la ocupación nazi. En el libro, una escritora recibe una carta de un lector de esta isla, en la que le habla de una peculiare sociedad literaria. La autora, que anda en busca de tema para su próxima novela, queda pronto fascinada por las historias que le llegan en esas cartas. Primero decide escribir un artículo de prensa sobre la sociedad y sus miembros, pero pronto opta por viajar hasta Guernsey. Y, como suele decir el tópico, entonces cambia su vida para siempre. 


La recreación de aquella época dura de ocupación nazi de las islas del Canal es lo más atractivo de la novela, que tiene un cierto aire a novela victoriana, con amoríos y suspiros. Esa parte me resulta menos interesante y mucho más previsible. La literatura también juega un papel en la novela, pues se presenta como la salvadora de sus protagonistas. Y aquí, de nuevo, me chirría algo más el tono de la obra. La pasión por la literatura se da por supuesta en escritores y lectores habituales, pero precisamente por eso es un sentimiento tan escurridizo y complejo como tema literario. Es muy fácil caer en tópicos y repetir obviedades, palabras huecas, frases hechas. La lectura es una experiencia muy personal, la relación íntima entre una obra y su lector. Cada cual tiene la suya y no es sencillo describirla, menos aún convertirla en hilo argumental de una novela. Lo que este libro tiene de alabanza expresa a la literatura no termina de funcionar, suena siempre algo impostado, pero sí funciona, y muy bien, cuando ejerce la literatura, contando a través de cartas las historias de estos personajes ficticios que sirven para acercarse a la realidad de aquellos años

En el epílogo de la obra, Annie Barrows, sobrina de la autora, que la ayudó a culminar su escritura cuando ésta, por motivos de salud, no pudo hacerlo, dice de ella algo precioso, que sin duda se deja sentir en su obra. Escribe que "siempre estaba dispuesta a dejarse deleitar por las personas". La autora impregna su libro de esa visión entrañable y tierna de la vida y de las personas, es la misma mirada que tiene la protagonista de esta obra. Se deja sorprender por la vida cotidiana de los habitantes de la isla de Guernsey y trata con cariño a todos sus personajes, con los que resulta imposible no encariñarse. 

La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey consigue transmitir ternura, sensibilidad y vitalidad en una obra que aborda situaciones muy delicadas, como la ocupación nazi o incluso los campos de concentración. No es un libro perfecto, ni mucho menos, pero sí es una obra encantadora en su imperfección y que, de paso, abre la puerta a un episodio que no es de los más conocidos de la II Guerra Mundial

Comentarios